Echando la vista atrás y reflexionando sobre estos últimos años que han visto a las empresas, a las instituciones, a las familias y a la sociedad en general con el agua al cuello llego a la conclusión que las crisis son acontecimientos y procesos históricos decisivos y necesarios que en la mayor parte de los casos son provocados por los egoísmos humanos y la falta de valores.  Las crisis llegan trayendo dolor y confusión y al mismo tiempo imponiendo una regla fundamental: decidir. Hay momentos en que vemos como el tiempo apremia y la salvación o la catástrofe dependen de las decisiones que se tomen. La crisis es una especie de lupa que pone en evidencia de manera ampliada la realidad, despojada de adornos  y aderezos que es  como a menudo la vemos en la rutina diaria. Se ven debilidades y fortalezas, egoísmos y generosidades  que a menudo pasan inadvertidas o que los poderes políticos o económicos de turno, en situaciones normales no dejan ver en su totalidad.  Ningún  rincón del Planeta se libra de las crisis.  A los europeos nos ha tocado  vivir en estos años la crisis económico-financiera que vio la luz en 2007-2008. Nuestros vecinos  vivían  las “primaveras árabes” o  la guerra civil en Siria…  En los últimos meses le tocaba a Ucrania. La lista de las crisis actuales que azotan a la humanidad es muy larga. En España, coincidiendo con las primeras luces esperanzadoras que nos hacían percibir la salida del  túnel de la crisis económica, se acentuaba la crisis de los independentismos.  El egoísmo humano basado en una conducta  autointeresada y nada generosa y altruista, es capaz de producir  cataclismos en su entorno y frenar o detener los procesos de paz, de desarrollo económico, o de unidad. Por poner un ejemplo, desde la Segunda Guerra Mundial, los países de Europa han visto en su unión la forma de resolver los conflictos históricos y las crisis. Hoy ese ideal se está poniendo en discusión y en definitiva, eso significa, frenar el avance y el progreso. ¡Cuantas energías se pierden por los enredos de los egoísmos humanos!

Afortunadamente las crisis nos conducen casi siempre a la reflexión en términos teóricos, históricos y prácticos.  Las crisis debilitan y al mismo tiempo pueden fortalecer. Se trata de no mirar hacia otro lado, afrontarlas y como se suele decir «coger al toro por los cuernos” enfrentarse con mucho valor a los acontecimientos, asumiendo todas las consecuencias que eso pueda conllevar. Decidir, como decía al principio y  actuar inmediatamente, con determinación.

por @mbellido

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