He recibido entre ayer y hoy algunos mail de lectores que me mostraban su aprecio y su valoración por  los dos últimos post que he publicado sobre la solidaridad: “La Tierra está cansada” y “Nuevos lazos sociales”. Estoy convencido que es un reto para todos, pero en este momento,  especialmente para los poderes políticos y económicos.  Estoy convencido que es posible una economía más humana,  unas finanzas más sociales  y un mundo menos empobrecido, si se decide frenar esta “guerra virtual económica” que ahora nos azota.  El mundo necesita profesionalizar el altruismo, necesita un baño de generosidad y una epidemia de solidaridad.  Se necesita, fruto de esta solidaridad,  experimentar nuevas ideas para instaurar una economía capaz de innovar profundamente las finanzas y hacerlas solidarias y socialmente útiles. La actividad económica tendrá que buscar nuevos caminos para que su impacto social sea positivo, una actividad económica que no piense solo al beneficio y que intente no dejar fuera a nadie. Hacer lo posible por introducir en los mercados a aquellos sectores, pueblos y gentes que hasta ahora vivían solo de migajas. Esta sería la Política económica,  con la P mayúscula,  que devolvería a las instituciones, a los políticos y a los organismos internacionales su verdadero sentido.

La solidaridad es el reto del tercer milenio. La conquista de un nuevo sentimiento social basado en la solidaridad es una revolución pendiente, que tendrá que expresarse desde un trabajo de servicio al bien común.  Hay que empezar ya, cambiando actitudes, dejando de criticar, dejar de lamentarse, dejar de descalificar… Hay que empezar a pensar en la gente. Quienes siguen criticando al gobierno sin aportar una sola alternativa para contribuir a la superación de la crisis con solidaridad y ánimo constructivo están demostrando su corta valía y su indiferencia  por las penurias que están azotando a  la sociedad. Querer rodear el Congreso de los Diputados, salir con pancartas y pitos, construir un discurso envenenado de criticas es los más fácil y a la vez lo más irresponsable. Lo difícil es tener un plan concreto y sensato, acorde con las circunstancias, que no sea pan para hoy y hambre para mañana y sobre todo, que no mire la conservación del propio status, sino el bien general.

Tenemos que reeducarnos no solamente en confiar más en nosotros mismos, también tenemos que aprender a confiar más en el prójimo estableciendo diálogos que restablezcan las coincidencias que hemos perdido por el camino.  La situación es claramente de emergencia y por eso es necesario eliminar la confrontación e instaurar un diálogo, serenar los diferentes ánimos, entender que hay un marco de solución si trabajamos unidos. Si hay solidaridad es posible el entendimiento y a eso están llamados  empresarios, intelectuales, sindicalistas, partidos políticos, organizaciones y sociedad civil. Solo la solidaridad hará posible  recuperar lazos, identidades, cordura,  sosiego y confianzas básicas para superar la crisis.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com