Acelgas con garbanzos

Hoy, día de Andalucía, he cocinado. No siempre se tiene tiempo de hacerlo. Cocinar es un placer. Es también una responsabilidad, se trata de hacerlo mejor que bien y conceder así un goce garantizado a quienes degustarán lo que hemos preparado. Escoger los ingredientes, observar atentamente todas las normas de higiene, ir limpiando lo que vamos ensuciando, controlar constantemente la temperatura de lo que estamos cociendo, preparar la mesa, elegir el vino y el orden en el que se sirven los platos se convierte en un rito Insólito e inigualable. Cocinar nos hace sentir más humanos.
Cocinar es una especie de celebración de los sentidos. Se derrochan sensaciones mientras se prepara, se prueba, se sirve y finalmente se consume con los demás.
Cocinar es preparar adecuadamente la justificación de un encuentro. He leído algo recientemente, interesantísimo, a propósito, de comer en compañía. Se trata del ágape, esa comida de confraternización que los primeros cristianos celebraban durante sus asambleas para profundizar sus lazos de concordia.
Cocinar es elaborar el alimento necesario para la nutrición del cuerpo y también de la psique. Recuerdo en mi época de estudiante, solucionar algún que otro problema de convivencia en la casa que compartía con otros jóvenes, preparando una buena cantidad de patatas fritas para la comida.
La comida, es un buen antídoto contra el aislamiento y la tristeza. Los años que viví en el extranjero, durante meses, viajaba por los cinco continentes por trabajo. Durante esos periodos, comidas y cenas eran en restaurantes donde no preparaban comida española. Cuando volvía a casa, preparaba una paella, un arroz a la marinera, un buen gazpacho o cualquier cosa que reprodujera en mi paladar sabores de la infancia y, de alguna manera, reequilibraba mi identidad. Cocinar esos platos me hacía estar mejor.
Hoy he cocinado acelgas con garbanzos. Garbanzos que dejé en remojo ayer, acelgas, tomates, ajo, pimentón dulce y, naturalmente, aceite de oliva. El resultado era exquisito. Un triunfo de los sentidos, del primor gastronomito y de la compañía.