Un malestar sobrevuela constantemente el día a día de muchos empresarios que se expresa en una pregunta crucial que inquieta a quien la pronuncia y a quien la escucha: ¿saldremos de esta?
Charlando con algunos dirigentes empresariales, emprendedores y empresarios, me transmiten la sensación de sentirse como atletas, que a diario tienen que superarse al límite de sus fuerzas, para batir un nuevo record. La mayoría responsabilizan también a los medios de comunicación, que con sus titulares difunden y multiplican innumerables motivos de inquietud y ansiedad.
Empresario estresado provoca empresa estresada, sociedad estresada provoca sociedad enferma. Una angustia singular asalta a diario, desde las primeras noticias de la radio, a los ciudadanos y penetra imparable en todas las esferas donde este se mueve y acciona. Nuestra vida camina alimentada de estrés. Constantemente nos vemos obligados a escoger, decidir, resolver, solventar, arreglar, solucionar y, todo eso, genera ansiedad a raudales.
Este estrés lo padece el individuo pero también la sociedad en su conjunto cuando percibe una amenaza o una demanda incrementada ante la cual siente miedo, impotencia, a veces incapacidad y probablemente confusión. Si la sobrecarga de tensión es excesiva provocará la aparición de enfermedades. Desde que inició la crisis la sociedad ha ido concienciándose del conflicto en que esta nos metía, después pasó a buscar desesperadamente un resultado y los recursos para obtenerlo. El túnel es tan largo y oscuro que a veces el desaliento se ha convertido en desesperación. Resulta inexcusable en estos tiempos recobrar la calma y buscar pequeños oasis en nuestra jornada como dejarnos vencer por algunos ataques de risas que permitan la liberación de endorfinas o tomarse algo de tiempo para el ejercicio físico y para la meditación. Mirar lejos y visualizar que es posible salir de esta. Dar el primer paso cuesta pero es señal de que ya caminamos.