Si Zapatero no hubiera negado la crisis, si hubiera actuado a tiempo, si hubiera gobernado de verdad, en lugar de echarle siempre la culpa a la oposición, a Bush, a los mercados y hasta al lucero del alba, no se hubieran tenido que improvisar estas medidas de prisa y corriendo.
Reducir las retribuciones del personal del sector público en un 5 por ciento de media en 2010 y congelarlas en 2011. Reducir en un 15 por ciento el sueldo de los miembros del Gobierno. Suspender para 2011 la revalorización de las pensiones, excluyendo las no contributivas y las mínimas. Eliminar el régimen transitorio para la jubilación parcial previsto en la ley 40/2007.
Eliminar el «cheque-bebé» de 2.500 euros a partir del 1 de enero de 2011.
Adecuar el número de unidades de los envases de medicamentos para ajustarlo a la duración estandarizada de los tratamientos. Reducir el precio de aquellos medicamentos no genéricos excluidos del sistema de precios de referencia. Reducir la ayuda oficial al desarrollo entre 2010 y 2011 en 600 millones de euros. Reducir en la inversión pública estatal 6.045 millones de euros entre 2010 y 2011. Hacer que las solicitudes para dependencia se tengan que resolver en seis meses y eliminar la retroactividad.
El clamor a favor del adelanto electoral está ya en la calle.
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