Los otros

D. Juan Manuel Espinosa, profesor de literatura en mis años de bachiller decía que a los escritores siempre les conviene tener trato con todo tipo de personas ya que de esa variedad se tomará inspiración para reflejar en la narrativa variados perfiles de personajes. Mi profesor que era salesiano añadía: lo importante es hablar de la gente con respeto, incluso con humor se puede hablar, pero siempre, proyectando cierta mirada misericordiosa sobre sus defectos ya que se trata de un ser humano como tu.
Algunas vidas que encontramos en el camino dejan en nosotros profundas huellas y la energía sublime de las ondas de los que nos han mostrado se expande en círculos cada vez más grandes cuando narramos dichas experiencias. Ciertos encuentros a mi me han trasmitido un profundo sentido de lo sagrado e incluso en los encuentros mas superficiales siempre me he enriquecido de algo. Me gusta recordarlos.
A veces pienso que mi pasión es la de hablar de los seres humanos a otros seres humanos. Quizás porque construir, conectar, unir, son puntos centrales de mi pensamiento y sensibilidad. Me apasiona sobre todo entablar diálogo con aquellos que denominaría “distintos” a mí, ya que su visión diversa me enriquece. Dichos encuentros rozan la perfección cuando cada una de las partes mantiene y muestra con absoluta sinceridad su autentica identidad. Se trata de superar prejuicios, posibles, reproches e incluso un cierto “meaculpismo” hipócrita que esconde mucho de falsa humildad.
Creo que una de las mejores experiencias que uno puede hacer en la vida es descubrir que el “otro” es para nosotros como un espejo en el cual nos podemos reconocer a nosotros mismos y, en el fondo, a todos los seres humanos. Cada uno de nosotros contiene al “otro” y al mismo tiempo es contenido por el “otro”. Es bueno encontrar un lugar en la interioridad de otras personas, sentirnos similares en ciertos aspectos, más allá de lo absurdo de las apariencias. En el fondo, todos somos compañeros de viaje. En la medida que me abro al otro, que le doy algo de mi, que lo considero, encuentro el universo y, de alguna manera, el sentido de la aventura de la vida.