Hablando de ciencia

En estos días estoy hablando con amigos de ciencia a causa de algunos libros que estoy consultando sobre el origen del universo y siempre terminamos hablando de filosofía griega. Es como si los grandes pensadores del pasado clásico aportaran buena parte de lo esencial del saber y parece que en la historia de la filosofía se encuentran las semillas de todo lo que a posteriori se ha convertido en grandes árboles del conocimiento. Afortunadamente nuestras conversaciones no se reducen solo a exponer las ideas de uno u otro y por quien estaba influenciado y a quien influenció. Me apasiona cuando la conversación se despliega con un discurso crítico para clarificar en qué modo se ha desarrollado cada descubrimiento. Es apasionante leer a estos hombres intentando, ante los problemas cruciales del universo, del mundo y del ser humano, dar respuestas penetrantes y arriesgadas. Se encuentra en estos pensadores una búsqueda constante del existir, del ser y del conocer que, con la banalidad de cierta cultura superficial fabricada por el show Business de la telebasura, se está perdiendo en la sociedad actual. Parece como si todo empujara hoy a enjaular la sustancia y la reflexión de la vida propia para husmear y vivir en el chismorreo de la ajena. Da la sensación de que ese estilo dominante de vida “progre” que colora nuestra sociedad huye de manera alocada de una serena reflexión en particular sobre algunas de las inquietudes que arrastramos en este siglo: el ocaso de la metafísica, la pérdida del sentido religioso y la crisis de las ideologías. Avanzan las tecnologías y el conjunto de las técnicas que se hacen cada vez más complejas, mientras el espíritu de los humanos, en demasiados casos, se hace más elemental y pobre. A veces, ni siquiera sabemos usar con tino esos avances científicos y tecnológicos. Ya lo decía Jacobson: “La ciencia puede descubrir lo que es cierto, pero no lo que es bueno, justo y humano”. Leer a los clásicos griegos nunca nos instalará en una verdad definitiva, pero nos producirá una inquietud capaz de hacernos pensar y crecer.