Llevamos ya varios días escuchando la cantinela del síndrome post vacacional y pienso sinceramente que no sé de qué nos quejamos quienes hemos tenido posibilidad de tener unos días de asueto. Estoy convencido que quien tiene realmente un síndrome y sufre es quien no ha podido disfrutar de un merecido descanso.

A propósito de vacaciones. Esta mañana, una amiga, contándome anécdotas de su veraneo, me decía que aunque no habían faltado problemillas o momentos de dificultad, se sentía realmente descansada y con fuerzas para afrontar el nuevo curso. Entre las cosas que me decía, hubo una que me llamó la atención: “es verdad que durante las vacaciones los acontecimientos se acogen con un espíritu diverso y los imprevistos, que no han faltado, se sobrellevan mejor; afortunadamente hemos logrado superarlos juntos”. La pregunta que me hice a continuación, aunque no se la hice a ella, es si solo durante las vacaciones somos capaces, con más soltura, de hacer un guiño a los obstáculos y a las contrariedades para salir del atolladero. ¿A qué se debe? ¿Qué situación se da durante las vacaciones para que seamos capaces de sobrellevar mejor las inconvenientes? Por supuesto he pensado, que el elemento relajación juega un papel primordial; un estado que hace que la mente, más sosegada y serena, se proyecte mejor en el presente y, viva en mejores condiciones, el aquí y el ahora. Todos sabemos que las preocupaciones se agudizan cuando estamos cansados y proyectamos nuestros pensamientos en experiencias negativas del pasado o en miedos del futuro. Sin embargo cuando relajados, desistimos de querer controlarlo todo, descubrimos que somos capaces de tener mayor flexibilidad y de encontrar soluciones más positivas. Los aprietos son menos aprietos afrontados sin tanto estrés.

Otra consideración que he hecho, y lo sé por experiencia propia, es que cuando los problemas se afrontan solos, pesan más. La falta de sinergias y de apoyos ante las dificultades oscurece más nuestra visión. Cuando tenemos la suerte de compartir dolores y alegrías con otras personas los problemas pesan un poco menos. Las vacaciones para mi amiga, me lo confirmaba ella, han sido un pequeño laboratorio donde ha experimentado que los conflictos en la vida, afrontados con serenidad se resuelven mejor y que las buenas relaciones, de pareja o de amistad, hacen que la vida sea un lugar más hermoso y más rico. Todos hemos experimentado en algún momento que la mirada de un ser querido es una buena casa donde encontrar cobijo cuando fuera arrecia algún temporal.

por @mbellido

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