Sentir vergüenza es una sensación muy común entre una buena parte de los mortales. La definen como una especie de conocimiento instantáneo y consciente de deshonor, desgracia, o condenación. La vergüenza es un sentimiento que nos invade después de haber cometido una falta o por alguna  acción deshonrosa y humillante. Tiene mucho que ver con lo que llamamos pundonor o amor propio. Creo que no existen seres que no prueben vergüenza, pero creo que no todas los seres  prueban el mismo grado de vergüenza y no todos definen de la misma manera aquello que es vergonzoso y aquello de lo que se deban avergonzar. La vergüenza no se prueba casi nunca estando solos y no siempre depende de nosotros decidir cuándo y cómo avergonzarnos.

A menudo en estos días escuchamos decir que cada vez hay menos vergüenza y en parte tienen razón quienes lo dicen. ¿No prueban vergüenza los socialistas navarros declinando votar en Tafalla la moción de UPN para reprobar a la etarra Inés del Río, la primera excarcelada tras la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo? ¿No han probado vergüenza los socialistas de Portugalete (Vizcaya) al realizar la misma acción? ¿No prueba vergüenza Nicolás Maduro cuando dice que la cara de Chávez apareció durante una excavación del metro y que se encuentra como Dios en todas partes? ¿No prueba vergüenza Artur Mas cuando enreda a los catalanes con su secesionismo mientras día a día empeora la economía de Cataluña y se pierde una empresa cada hora? ¿No prueban vergüenza  Muñoz y Roca por la malversación de dinero público que llevaron a cabo en Marbella durante años? ¿No prueban vergüenza los burócratas de la UE cada vez que una patera con centenares de inmigrantes se hunde en las costas de Italia o España? ¿No prueban vergüenza todos aquellos que están en la actualidad  implicados en casos de corrupción en España?

Me pregunto donde se ha escondido hoy la vergüenza en algunos sectores de la sociedad. ¿Hay gente que miente y no se sonroja ya?  ¿Por qué la vergüenza en el ámbito político se convierte en un anatema que se lanza como una pelota de tenis de un bando a otro pero nadie la siente en propio?

Es como si el estrellato de la política, el híper individualismo y el nuevo conformismo, el pasotismo que azota la sociedad actual hubiera dado vida a un nuevo tipo de vergüenza, que pasa de ser un sentimiento de bochorno que se prueba en la propia carne, a una serie de actos o sucesos escandalosos e indignantes con los que la sociedad civil se tienen que tragar cada mañana con las noticias de la radio y que hacen decir a miles de españoles: ¡Que vergüenza!  Parece que la vergüenza en ciertos ambientes ha perdido su connotación semántica. Extraño fenómeno de nuestros días donde en ciertos ambientes políticos y sindicales mengua la vergüenza y en buena parte de la sociedad  crece la vergüenza ajena. Sí, esa que siente una persona como si fuera suya, por algo que hace o dice otra.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com