Para muchos, viajar se convierte cada vez más en un trabajo de acumular imagines. Hacer fotos mientras se visita una ciudad tiene probablemente un efecto calmante, ayuda entre otras cosas a  eliminar la sensación de desorientación que se pueda tener, lejos de la rutina diaria.  Es raro ver a un turista, no importa la edad, que no lleve colgada al cuello su cámara fotográfica. Se les ve, parados por un instante, delante de un monumento o edificio, buscando el mejor enfoque y rápidamente reanudan el camino. El objeto fotografiado, se ha mirado solo a través del objetivo.  Este modo de actuar, refleja una cierta incapacidad para observar y contemplar relajados. Refleja la necesidad de estar haciendo algo mecánico siempre; la necesidad de seguir trabajando aunque se esté de vacaciones. La máquina fotográfica alivia la angustia que el obsesionado con el trabajo, prueba  cuando no está trabajando.

Meter una máquina fotográfica entre nosotros y una obra de arte por un solo instante y mirar inmediatamente hacia otro lado, puede ser peligroso. Fijar   la mirada solo durante la fracción de un segundo en un objeto  conlleva eliminar otras emociones que el fluir dinámico de nuestras sensaciones obtiene relajando nuestra mirada desde distintos ángulos y durante mayor tiempo.

Con esto no estoy demonizando el hacer fotos durante las vacaciones, estoy simplemente invitando a mirar paisajes, obras de artes, monumentos y edificios, también a través de nuestros ojos y durante más tiempo. No todo lo que vemos existe solo para terminar plasmado en una foto.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com

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