Estoy leyendo estos días escritos sobre la vida de Edith Stein y me sorprende positivamente encontrar que el tema de la mujer y de la igualdad preocupó mucho a esta grande de Europa. Stein, muy joven, entró a formar parte de la asociación prusiana por el derecho al voto femenino. El encuentro que más tarde tendría con las ideas de Husserl y que la hicieron aproximarse al catolicismo, no le hicieron perder de vista el problema de la condición femenina, más bien reforzaron sus convicciones. El estudio de la fenomenología hecho con seriedad le lleva al conocimiento profundo de la Iglesia católica y se bautiza el 1de enero de 1922. Su encuentro definitivo con Dios había sido en 1921, leyendo la Autobiografía de Santa Teresa.
Edith Stein, llamada también Santa Teresa Benedicta de la Cruz O.C.D. nació el 12 de octubre de 1891 en Breslavia, en aquella época perteneciente a Alemania, hoy la actual Polonia. Murió el 9 de agosto de 1942 en las cámaras de gas de Auschwitz. Para Edith Stein, “ninguna mujer es solo mujer, cada una tiene sus propias inclinaciones y sus propios talentos naturales, como los hombres. Y estos talentos le dan derecho a optar a cualquier profesión artística, científica o técnica, pero es necesario que esas labores objetivas sean compatibles con las características particulares de la feminidad”. Esta filósofa, mística, religiosa carmelita, mártir y santa alemana de origen judío, declarada co-patrona de Europa el 1 de octubre de 1999, fue beatificada en 1987 y canonizada en 1998 por Juan Pablo II.