Para mí es todo un placer llegar a esta época del año porque psicológicamente disfruto ya de un periodo casi vacacional. Una de las razones es que la experiencia de los últimos años ha sido extraordinaria en este sentido. Con el buen tiempo he podido comenzar a gozar de viajes, largos o cortos, aprovechando puentes, fines de semanas y algún que otro día robado a las responsabilidades profesionales. He conseguido sumergirme así en paisajes hermosísimos de ésta y de otras tierras antes del merecido mes de vacaciones veraniegas.

Se sabe que el periodo intermedio entre primavera y verano es la época donde la naturaleza vive un aumento vertiginoso en sus ritmos de producción, y el flujo de energías funciona al máximo. Tengo que confesarlo: donde más he disfrutado de la naturaleza en estos últimos años ha sido en Andalucía. He descubierto y redescubierto rincones inimaginables. Yo, que durante 15 años trabajé viajando por todo el mundo, visitando así lugares exóticos, interesantes y originales en los cinco continentes, ahora, de repente como por primera vez, vuelvo a enamorarme de nuestra tierra, de nuestros ríos, de nuestras montañas, de nuestros bosques y de nuestras costas. Pero -¡ay de mí!- no todo el disfrute es completo y perfecto. La mayor parte de las veces se me agria la fiesta en los ojos, porque todavía a los andaluces nos falta algo de seriedad en el cuidado del entorno y del ambiente. A veces nuestras playas están sucias de basura, y lo mismo pasa con nuestros bosques y nuestros ríos, y todo por obra y gracia de la mano del hombre. A buena parte de nuestra ciudadanía le vendría bien un poco más de conciencia medioambiental. Ya de por sí, la especulación inmobiliaria se encarga en muchos lugares paradisíacos de maltratar el horizonte paisajístico. Y, además, la dejadez, la desidia, la falta de escrúpulo, y la ignorancia de muchas personas mancillan nuestros espacios naturales y esos paraísos de biodiversidad que están repartidos por nuestra geografía.

La mayoría de los países europeos entendió hace tiempo que el desafío económico de los próximos años tiene mucho que ver con los temas medioambientales y se han puesto las pilas para poner en práctica un desarrollo sostenible. Muchos gobiernos europeos están apostando seriamente por el medio ambiente y la ecología, saben que ya nadie se cree que esto sea un freno para la economía, mas bien defienden la idea de que puede constituirse en un factor de crecimiento real y a largo plazo.

Nosotros, en nuestra tierra, tenemos sol y buen tiempo casi todo el año, un paisaje excepcional, productos agrícolas y alimenticios de calidad y un patrimonio artístico y cultural extraordinario. No existen, sin duda, ingredientes mejores para una economía de progreso y, al mismo tiempo, amiga del medioambiente. El secreto: una conciencia verde. Muchos ya la tenemos, y, sin embargo, no puede no ser tarea de todos. Es como ir en bicicleta, hay que seguir pedaleando para avanzar y no caerse.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com