Es una sensación única y al mismo tiempo universal ya que pocos pueden decir que no la hayan probado alguna vez. Es una emoción simple y envolvente hecha de respiración agitada, de nervios, de pellizco en el estomago, de escalofríos y hasta de pequeños temores que se adueñan de cada fibra del ser humano. Se trata del momento antes de la felicidad.
La felicidad no es solo una circunstancia, es sobre todo una disposición de nuestro espíritu, por eso hay también un antes y un después. La cercanía de la felicidad se percibe a menudo, se adivina que está por llegar. Se divisa cuando se espera una carta o un ser querido que llega de viajes, cuando se espera dar a luz a un hijo, cuando nos preparamos para un acontecimiento transformador de nuestras vidas como un matrimonio, un cambio de trabajo, la mudanza a una casa nueva, un viaje soñado, la culminación de una carrera universitaria….
El preludio de la felicidad son briznas de dicha que anticipan su explosión.
Sabemos que está al llegar, pero su camino hacia nosotros es invisible y cuando llega nos sorprende, nos inunda, nos abruma, nos atrapa, nos colma…
La felicidad elimina cualquier deseo de análisis o reflexiones. Llega y no la cuestionamos. Cada uno la entiende a su manera, cada uno la vive a su manera, cada uno la expresa a su manera, cada uno la espera a su manera. ¿Alguien podría narrarme el momento antes de un beso de amor?

por @mbellido

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