A una persona amiga que en estos tiempos sufre por una relación sentimental que no termina de asentarse le dije ayer, con animo de consolarla, que el amor de fantasía resulta más atractivo, deseable y, por supuesto, más duradero que el que proporciona la vida real. Estas palabras, mientras las pronunciaba, me parecían de una inquietante ambigüedad, en mi interlocutor sin embargo, desnudaban y destapaban con sagacidad algo que probablemente no había nunca pensado y que en aquel momento parecía iluminarlo. Lo que estaba haciendo era darle una escapatoria a la ferocidad y, en el fondo, a la profunda debilidad de los seres humanos frente a la naturaleza del enamoramiento. Me pareció, que por un momento, dejaba de embriagarse con un falso ideal de amor que la atormentaba y miraba hacía otro lado más relajante. Le había explicando lo inexplicable, ya que es imposible crear un plan providencial para ordenar los circunstánciales desordenes del enamoramiento. En él, el concepto de caos se impone y, junto con él, el de la humana ansiedad o incertidumbre. El enamoramiento desvela los engranajes de nuestras inseguridades, la frágil belleza de los sueños y la potencial nobleza ante la vida. Hace falta mucha humildad y generosidad para buscar la esencia verdadera del amor cuando el enamoramiento persiste y no buscarse a uno mismo. Callar nuestros impulsos cuando toca y dejarse llevar cuando corresponde.
La desarticulación de esta maraña y la exposición de sus componentes a uno mismo son los mayores méritos a la hora de vivirlo, es decir, llamar a las cosas por su nombre, aunque nos duela. Lo importante es que la flecha no pase de largo. Ya lo decía Stendhal: «El hombre que no ha amado apasionadamente, ignora la mitad más hermosa de la vida”. El amor es una fuerza vital, es como un flujo que todo lo mueve. La energía contraria al amor es el miedo, y precisamente es ese el que nos paraliza a veces, nos inmoviliza y nos impide renovarnos y mejorarnos y aceptar que el amor es más que un sentimiento, es más que poesía.
Tendré que llamar a esta persona y decirle que retiro lo dicho, que el amor de fantasía no es amor, que el amor verdadero es el que duele. De hecho, estoy convencido de que empezamos a amar cuando dejamos de estar enamorados. Enamorarse es maravilloso, amar lo es más aún. Amar es una decisión y, por supuesto, el amor no es ciego.

por @mbellido

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