Una lectora de Arcos de la Frontera me escribía recientemente una carta muy bien redactada y con muchos pormenores sobre el estilo de vida de las mujeres en el ámbito rural. No era una historia novedosa, pero sí divertida y optimista ante los aprietos y las dificultades de la vida cotidiana. Una experiencia que ofrecía soluciones sencillas para sobrevivir, aunque sea bajo formas nuevas e imprevisibles, al embate de la marea de nuestro tiempo y los escollos y desafíos que se presentan.

Me permito el atrevimiento de transcribir algunos párrafos: “Todos los días salgo a correr, lo aconsejo siempre a mis amigas y les digo que es una actividad deportiva muy barata, en realidad solo sirven un buen par de zapatillas de deporte y el resto lo pone tu cuerpo: sudor, cansancio, constancia. Pero la recompensa es muy gratificante: después de algunas semanas cumpliendo el mismo rito, te das cuenta que has adelgazado, que el corazón y los pulmones funcionan mejor, que te estás construyendo una reserva de fuerza (también mental) a la cual te puedes agarrar en cualquier momento de la vida diaria”. “Esa hora que dedico a correr, representa un momento de bienestar, de evasión, de reflexión, de tiempo para mí y para mi cuerpo. Me ayuda a estar bien conmigo misma”.

Es curioso comprobar hasta que punto la experiencia de otra persona nos puede ayudar a tomar una decisión. Desde que leí la carta de esta amiga, yo también estoy sacando tiempo de mis ajetreadas jornadas para dedicarlo al ejercicio y al deporte y noto que las calles y los parques se están llenando cada día más y a todas horas de jogger (¡to jog en inglés significa ‘trotar’!). Es evidente que mucha gente ha decidido tomarse en serio la propia salud y el propio bienestar y ha resuelto salir de la espiral sedentaria compuesta de trabajo, coche y televisión.

Lo importante es encontrar el modo de estar mejor, de crecer como personas y el punto de partida es conocerse y ser congruentes con uno mismo, saber qué nos hace felices y qué nos llena de vida. La carta de nuestra amiga de Arcos me ha dejado la sensación de que un buen secreto para querernos más y estar mejor es buscar un buen equilibrio entre el cuerpo y la mente.

Como dice Julián Bassotto en ‘El pescador de tigres’, se pesca lo que uno tenga la voluntad de pescar: todo radica en la paciencia y en saber elegir el cebo.

por @mbellido

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