¿Y ahora qué? Se preguntaba y me preguntaba esta mañana un empresario. La pregunta venia a continuación de una reflexión sobre la crisis de estos años y sobre los cambios y las transformaciones que había acometido en su empresa para poder sobrevivir. Me comentaba que había puesto en práctica procesos de reingeniería, de internacionalización, de reducción de plantilla, de tamaño, de gastos y de estructura.
Qué hacer ahora es la pregunta que mi amigo se hacía y que muchos se hacen.
He visto en estos meses empresas que han logrado sobrevivir a la crisis a través de mejoras como las que indicaba antes para mantenerse en el terreno de juego; depurando incluso desventajas que les hacían poco competitivos. Un trabajo muy útil pero no suficiente. En realidad la mayoría de las empresas han trabajado con el mismo conjunto de variables, por tanto compitiendo en la misma línea. Si todas las empresas de un mismo sector trabajan para obtener una ventaja específica eso ya deja de ser una ventaja.
Creo que este es el momento de crecer y construir ventajas a través de estrategias diferentes y únicas que ofrezcan posibilidades distintas de la que ya tienen los competidores.
Quizás ofrecer cosas de diferentes maneras, crear nuevas combinaciones. ¿Cómo hacerlo?
Mi intuición es que en este momento y en este proceso lo más importante es reconocer que tenemos que aprender. Volver a aprender. Es necesario seguir aprendiendo. Las empresas que podrán tener éxito en los próximos años serán aquellas que puedan aprender más rápido, asimilar lo que hayan aprendido y desarrollar una estrategia y nuevas habilidades.
No se donde escuché esta frase, lo cierto es que me parece muy adecuada para estos tiempos: “aprender es como remar contra corriente: en cuanto se deja, se retrocede»
El dibujo es de Goya y pertenece a la serie de los Caprichos (1824-1828).