Cuanta humanidad he visto en una imágenes que me han mostrado unos amigos italianos captadas en  una playa donde habían desembarcado unos inmigrantes subsaharianos. Algunos habían sobrevivido otros yacías cadáveres  alineados sobre la arena.  En los rostros de los habitantes de aquel pueblecito de la costa que atendían a los supervivientes, gestos de dolor y lágrimas en los ojos.  ¡Qué distancia entre la realidad que viven estas personas y la  realidad que proyectan las negociaciones que se realizan en los despachos  de Bruselas! ¡Que distancia entre esta información dolorosa de primera mano con la que se desayunan a diario la gente de este pueblo y la desinformación que he encontrado en algunas páginas de Facebook donde no solo  se expresa odio e incomprensión por esta pobre gente que huye desesperada  de infiernos bélicos y de pobreza, sino que además se critica ese dinero y esos servicios de acogida que se dedican a estos seres humanos desesperados.

Me pregunto qué sociedad queremos construir olvidando que en el mundo hay más de 250 millones de personas  obligadas por la pobreza, el hambre, la injusticia, las guerras y las enfermedades a abandonar su país.  Son un sexto continente, como ya se les llama,  un continente que desembarca constantemente en nuestras playas y que se esfuerza en atravesar las fronteras de occidente, a cualquier precio.  Seres humanos que se nos plantan delante y nos piden de mirarlos a los ojos, mientras ellos, con ojos aterrorizados si nos miran.  Nos miran y no entienden como miramos hacia otro lado o nos miramos al ombligo, llenando nuestros días  de dimes y diretes sobre los oportunismos de los pactos entre partidos después de las elecciones para repartirse poder y calentar sillones a costa de los impuestos de todos.

No entienden porque no teniendo bastante con los desafíos separatistas o con los casos de corrupción, ahora se dedican algunos  a jugar a la “política” refriendo populismo bolivarianos. No entienden porque ahora que estábamos saliendo de la crisis, echamos el freno, para despertar rencores, dividirnos, volver al pasado y no nos unimos para trabajar todos juntos por un presente y un futuro mejor. A menudo queremos dar lecciones  de democracia, de progreso, de cómo se construye un estado de derecho, de tolerancia y de civilización y sin darnos cuenta, lo que estamos mostrando en nuestra capacidad de pisotear todo aquello de lo que presumimos.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com