Una madre me contaba hoy después de haber leído mi post de ayer “Mujeres invisibles” el problema que tiene con su hija de 12 años. Este verano se resistía a ir a la playa y ponerse en bañador. Se avergonzaba de su cuerpo, se sentía gorda y al parecer sus compañeras de clase, durante todo el curso, habían hecho todo lo posible para recalcárselo, incluso con ciertas dosis de humillación. Su aspecto físico era su problema. Los juicios provenientes de los cánones de belleza que circulan en los medios de comunicación y en las redes sociales entre las jovencitas están haciendo que la anorexia se extienda como la pólvora entre la franja de edad que comprende adolescencia.
La idea que los modelos y los marcos culturales de la moda condicionan el crecimiento físico y psicológico de muchas niñas no es algo nuevo. Muchos de estos modelos circulan y se imponen hoy más que nunca en el ciberespacio. Hay que hacer algo urgentemente, desde el mundo de la educación, de la Sanidad pública y desde los medios de comunicación. Habría que crear en la red, puntos de referencia con fundamentos educativos, que contrarrestaran ese bombardeo nocivo y ofrecer a las adolecentes, comprensión, apoyo y tutela. La adolescencia es una etapa de la vida de cierta confusión y de búsqueda de identidad, por ello es una etapa de mucha vulnerabilidad, la industria de la moda en ese sentido tendría que tomar conciencia y evitar un daño irreparable con consecuencias para toda la vida.