La desorientación enorme que percibí en algunos grupos parlamentarios durante el debate para aprobar la contribución de España con 10.000 millones de euros al tercer rescate de Grecia, me hace pensar que muchos, por ignorancia o raquitismo político, llevan al Congreso un discurso aprendido y, se hable de lo que se hable, sueltan siempre la misma proclama que no se creen ni ellos mismos. Algunos (Izquierda Plural (IU-ICV-CHA) y cuatro formaciones del Grupo Mixto) mostraron en sus intervenciones, como ya nos tienen acostumbrados,   espejismos, los mismos que Syriza viene planteando desde la campaña electoral que les llevó al poder en Grecia y, que ha dejado promesas incumplidas, frustración y descontento social. Así son los populismos.

Debates como el de ayer en lugar de ser aprovechados para crecer y construir, lo que procuran es confusión, suma de elementos inútiles y contribución a la parálisis. Hacen ruido pero ayudan a avanzar en la construcción de una España más fuerte.

Además de los temas inevitables que solo sirven para poner de manifiesto el pensamiento y la línea política de cada uno, hay otros temas perfectamente evitables porque se sabe que no conducen a nada, pero aquí en España ciertos políticos nunca los quieren evitar porque probablemente le sirven de desahogo psicológico.

Algunos nos tienen acostumbrados a desparramar como lenguas de fuego expresiones demagógicas, proponiendo manifiestos irrealizables y recetas políticas con cualquier salsa populista, a sabiendas que nunca funcionarían. El único objetivo, parece que es desgastar al contrario tachándolo de tirano y explotador para seducir a algún cabreado circunstancial y pescar algún voto que les arrime algo más a la esperanza de poder.

La codicia de ciertos lideres políticos de llegar al poder a costa de lo que sea solo conduce a la inestabilidad para el conjunto de la sociedad y a la inestabilidad al interno de los propios partidos. Basta ver el desastre y las tensiones que para los socialistas ha supuesto el abandono de la «centralidad» política”, entregando a Podemos en las municipales y autonómicas el gobierno de las grandes ciudades, quizás esperando que en la generales estos le den la llave de la Moncloa. Muchos militantes del PSOE están que trinan, como botón de muestra la «revolución interna» que está viviendo la filial madrileña de la formación. Como decía Churchill el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones. ¿Cuantos piensan de verdad en España y a dar continuidad a la recuperación económica por la que tanto hemos sufrido?

por @mbellido

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