Estudié solfeo cuando era joven y mi profesor me enseñó que en música es muy frecuente que se repitan las mismas frases musicales, por lo que existen símbolos que ayudan a los compositores a la hora de escribir compases que hay que repetir al tocar. Es la barra de repetición, una barra ancha que cruza en perpendicular el pentagrama, con dos puntos encima y debajo de la 3ª línea del pentagrama. Esta barra nos indica, como he dicho antes, un fragmento de partitura que ha de repetirse. Parece que en el guión de la vida también encontramos estas barras de repetición camufladas en forma de presentimientos, intuiciones y sensaciones, o envolviendo lugares y cosas que nos rodean. Cada vez que paso delante del Hospital de Jerez, me asalta el mismo pensamiento, la misma imagen: los últimos días de vida de mi padre. Y cada vez que paso por allí y lo pienso, pienso también que lo he pensado muchas otras veces. Otras veces he escuchado decir a una amiga: “siempre me pasa lo mismo”, refiriéndose a esas relaciones amorosas que han terminado en fracaso. Un profesor mío solía decir: “el ser humano siempre tropieza con la misma piedra”. Un agente comercial que conocí y cuya movilidad laboral tenía ciclos de un año, me dijo una vez: “Con otros nombres, otros rostros y otros ambientes, siempre me pasa lo mismo, yendo al fondo de la cuestión siempre son las mismas circunstancias las que me hacen estar solo un año en las empresas, se trata de más de lo mismo, la competencia feroz entre compañeros que a mí me pone de los nervios”. Muchas veces nos comportamos de una forma que nos resulta misteriosa, reaccionamos de la misma manera ante estímulos externos. Por ejemplo con los olores. Durante muchos años el perfume de jazmín traía a mi mente el recuerdo de los cines de verano a los que acudía en mi niñez y adolescencia. Sin embargo, desde aquella noche que caminando por las calles casi desiertas de la ciudad y respirando un intenso olor a jazmines reflexionaba sobre la experiencia desilusionadora que acababa de vivir, ese perfume ha cambiado mi recuerdo. Lo plasmé en un post que titulé: ‘Las farolas no son estrellas’. Ahora, cada vez que huelo a jazmines, vuelve una y otra vez la misma repetición de sensaciones. También en los sueños encontramos esas repeticiones. Los sueños pueden recurrir porque un conflicto plasmado en el sueño permanece no resuelto e ignorado. A veces también son momentos agradables vividos los que se repiten, pero dicen los especialistas que en la mayoría de los casos las repeticiones llegan como pesadillas. Los sueños recurrentes llevan mensajes para captar nuestra atención e impulsarnos a resolver alguna cuestión.
Las repeticiones en nuestras vidas, esas que producen un olor, un ambiente, una palabra, una música, una caligrafía o una foto, nos traen un mensaje. Como aquellos que se encuentran encerrados en una botella. No siempre nos atrevemos a descubrirlos y no siempre nuestra actitud ante ellos es la de aceptar una reflexión y un posible cambio más allá de lo que percibimos emocionalmente. Quizás tememos descubrir qué se esconde detrás de las repeticiones por miedo a perderlas.

Henry Matisse, La Danse, 1909

por @mbellido

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