A veces miramos a nuestro alrededor y observamos rostros desanimados, semblantes cansados, miradas hipercríticas, mohines hostiles. Ayer veía a muchas personas en la manifestación  que recorría algunas calles de Sevilla contra la LOMCE con semblante desencajado;  bajo una falsa imagen complacida por lo que estaban haciendo transmitían tristeza.  Es una tristeza particular y característica, similar a la que encontré en mi juventud, visitando algunos países comunistas, una tristeza que ahuyenta perspectivas y futuro,  una tristeza que retrata la desesperanza. No puedo olvidar la frase de Cervantes: «Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias». También los rostros de algunos políticos la reflejan. Y más que tristeza creo que es pesimismo que hoy día, para muchos se ha convertido en una enfermedad del espíritu. Escuchando a algunos dirigentes de izquierda radical que aún resisten, dan a entender que ya no esperan, que no viven la plenitud de una vida realizada, solo se desesperan y se encrespan por desalojar de la Moncloa  al actual Gobierno. No a través de las urnas, sino en la calle.  Uno de los portavoces, decía ayer al finalizar la manifestación: «intentar que el PP no salga en las próximas elecciones generales”, «Ese es el plan que debe seguir la izquierda española». «No ha acabado la lucha, habrá más movilizaciones porque nuestro objetivo tiene que ser que no ganen» las elecciones. Si al menos supiéramos cual es la alternativa que ofrecen en cuanto a la Educación o sobre cualquier otro tema, los españoles podríamos considerar la propuesta.  En este caso sólo repiten como un mantra la retirada de la reforma educativa, de las tasas», del «decreto de becas» y de los «recortes». Eso sí, gritando “guerra, guerra, guerra” Nada más. El silencio es sepulcral sobre cómo mejorar la educación y cómo atajar el fracaso escolar.  Muchos estaban mosqueados porque en realidad, la huelga fue un fracaso. Por mucho que algunas televisiones al servicio de la gresca  usaran el gran angular, para multiplicar los participantes, ayer no se manifestó la sociedad española como querían vendernos.

Así reaccionan ante muchos otros temas, no aportan alternativas solo expresan la rabia, de no ser ellos los que ostentan el poder.

El contraste con otras manifestaciones populares es abismal. Impresiona y emociona, por ejemplo,  ver los rostros de las personas que acuden a la Plaza de San Pedro para escuchar al Papa Francisco. Se palpa la alegría y la esperanza. Este líder espiritual, demuestra ser un hombre esperanzado. Y quizá por eso cosecha tantos seguidores y admiradores. Con su humor y su sonrisa tierna conquista los corazones de las personas sedientas por vivir una vida más sana y con más trascendencia. En política faltan líderes que crean en el hombre, que demuestren que están dispuestos a dar la vida por los propios ideales y por el bien común de todos, incluso renunciando a los propios privilegios. Hacerlo desde la responsabilidad y la honradez, no actuando constantemente  en contra de algo o de alguien, sino a favor.  Ciertos políticos  cuando hablan no nos ayudan a ensanchar el corazón, nos lo empequeñecen. Transmiten tensión y dividen. No nos cargan las baterías sino que nos las consuman.

Hay mucha gente en nuestro país que anhela, que busque, que quiere compartir, sumar…  Hay mucha gente que quiere creer, y repetir con  Khalil Gibran, que en el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente. Mucha gente necesita recuperar esa esperanza que es certeza.

 

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com