Ocuparse de la Tierra y de su destino no es algo que competa solo a científicos, ambientalistas o sociólogos, el tema nos interesa a todos y todos tendríamos que afrontarlo. Se trata de pensar en la sociedad, en el ambiente, en la economía y en la salud de un modo menos egoísta.  La constatación de fondo es que para no persistir en el deterioro de la Tierra queda mucho por hacer. Las actividades económicas y productivas son las primeras que están llamadas en causa.  Recordaba hace unos días Naciones Unidas que cada año que pasa las emisiones de gases aumentan mil millones de toneladas. El Efecto invernadero no es una broma. La necesidad de sensibilizarnos todos es vital. Es cierto que cambiar el clima atmosférico con todo lo que emitimos de contaminante a la atmosfera no se  puede cambiar en dos días, pero si es posible cambia el clima social. Somos siete mil millones de personas cuyas costumbres y actitudes ante el consumismo, el reciclado, el uso de la energía y el respeto a la naturaleza pueden producir más cambios de los que se puedan pensar.

Cuando abrimos un grifo para lavarnos las manos o afeitarnos no podemos olvidar  el carácter finito de los recursos naturales.  Decía al inicio la importancia que tiene pensar y actuar en  un modo menos egoísta. Las necesidades productivas y nuestro modo de hacer cotidiano deben satisfacer las necesidades presentes, sin embargo no tendrían que comprometer las de las generaciones futuras.

La reflexión que hago cada vez que paseo en medio de la naturaleza y compruebo con cuanta insensibilidad se deja porquería,  basura y suciedad en medio de la sierra y de los bosques me hace constatar la escasa educación ambiental que existe aún; un modo de hacer “bárbaro” y mal educado, que no tiene en cuenta la irreversibilidad de las consecuencias dañinas para el ambiente que resultan de estos actos.   No sé si siempre somos todos  conscientes cuando nos encontramos en el campo o en la playa que no respetar esa naturaleza entorpece y limita el goce del derecho a un ambiente sano y además pone en peligro  el logro de objetivos de los  que dependen la subsistencia de la especie humana en el planeta.

por @mbellido

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