¿Qué le pasa a esta Europa que ha escrito la palabra solidaridad en sus tratados pero no consigue ponerla en práctica? ¿Por qué miles de prófugos siguen muriendo delante de sus costas y no se hace nada para evitarlo? ¿Por qué ese derroche que se cifra en 200 millones de euros y 19.000 toneladas de CO2 anuales para mantener la doble sede, una en Bruselas y otra en Estrasburgo? ¿Nos sobra el dinero a los Europeos? ¿Cómo ayuda la Institución europea para que nos identificamos los europeos en esta duplicación de destinos nacionales y continentales? ¿Quién traza en la UE el círculo interior de pertenencia? ¿Por qué se ponen tantos límites a nuestra memoria para olvidar nuestras raíces? ¿Por qué desde la UE se nos niega hacer un inventario de nuestra herencia? ¿Cómo puede nutrirse nuestro presente con algo más que una moneda? ¿Cómo es posible contribuir sin ningún remordimiento a la «indignidad» de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos como lo ha hecho Luis López Guerra, el único juez español de los 17 que componen la Gran Sala de este Tribunal, puesto allí por Zapatero? ¿Quién desde la UE dará una respuesta a las familias de los asesinados por Inés del Río?
Inés del Río Prada asesinó a 23 personas, entre ellas 12 guardias civiles. Condenada a 3.826 años de prisión. Le quedaban varios años en la cárcel. La UE vuelve a mirar para otro lado.
Con esta sentencia el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha permitido que Inés del Río vuelva a “disparar”. Urge sumamente una nueva cultura para que Europa encuentre su camino y construya su unión sobre fundamentos seguros, justos y solidarios.