¿Has leído lo que dice de este fulanito el periódico? La pregunta me la hacía esta mañana un funcionario que conozco desde hace años, mientras me mostraba un periódico de tirada nacional. “El periódico no lo he leído –le respondí- pero escuché anoche la noticia en una tertulia radiofónica y esta mañana lo he visto en internet”. No me preguntéis porqué pero me sorprendí en aquel momento que mi amigo tuviese tiempo todas las mañanas de leerse el periódico. También es verdad que a menudo reflexiono sobre la prensa diaria. El tema sigue siendo un motivo de debate, de estudios y de elucubraciones. Las nuevas tecnologías han puesto al alcance de la mayoría de los ciudadanos información a través de innumerables aparatos que forman parte de nuestra vida cotidiana, desde el teléfono al ordenador pasando por otros artefactos diabólicos. De consecuencia y por mi trabajo de editor no puedo mirar para otro lado y hacer como si la cuestión no tuviera importancia. A menudo asisto entre colegas a conclusiones angustiosas y apocalípticas sobre la prensa de papel. Incluso muchos se atreven a profetizar el número de años que quedan para su total desaparición. Mientras algunos hablan de su reconversión yo insisto en que la profesión no está en peligro ya que no es el papel de rotativa el que hace periodismo. También es verdad que cierto periodismo, al menos el que yo conocí en mis años jóvenes, murió en los años noventa. El caso es, y así lo avalan distribuidores y quiosqueros, que los días entre semana los periódicos sufren un calo en las ventas. El periódico del domingo es otra cosa. No sé si será por los suplementos, por las promociones o porque es el día de descanso y al no tener que acudir al trabajo se tiene más tiempo para leer reportajes, crónicas, análisis, opiniones y sobre todo historias.
El periódico del domingo es un rito que ejercemos sentados en el sofá de casa en pijama y en zapatillas, mesclando olor a papel, historias y café con leche y churros.