«Hay un tiempo para plantar, y un tiempo para arrancar lo que ha sido plantado… un tiempo para guardar, y un tiempo para arrojar… un tiempo para callarse, y un tiempo para hablar.» Es un pasaje del Eclesiastés que siempre me hace reflexionar. Qué verdad es que hay un tiempo para todo y esto nos permite vivir la vida con medida y compás. También hay un tiempo para el encuentro y un tiempo para la soledad. El encuentro es la coincidencia de dos o más personas en un punto, en un hecho, en un lugar, en un diálogo. La soledad es un estado circunstancial de la vida en la que probamos acciones de reflexión o contemplación, de tristeza y angustia, de sosiego, de silencio y oración, de esperanza o de expectación. La soledad interior no siempre es buscada y en muchos casos es dolorosa. La soledad física a veces es deseada momentáneamente y, si no es duradera, resulta en muchos casos beneficiosa ya que nos aísla del ruido diario que a menudo asorda. Nos regala momentos para poner orden en nuestros pensamientos, para relajarnos, para saborear ciertos silencios. La soledad pone en relieve el dolor, el miedo, la felicidad hallada y la perdida, la mística en la vida religiosa, la inspiración en la experiencia artística y poética, el sufrimiento psíquico de la enfermedad y el tropiezo con los misterios de la vida y de la muerte. Las olas de nuestro mar interior nos traen, a veces el deseo de aislarnos y somos capaces de elogiar la soledad cuando esta no nos atenaza, sin embargo sucumbimos cuando ésta nos encarcela y nos chamusca dentro el deseo de compartir. En la soledad, para muchos, lo más difícil, es encontrarse a gusto en la compañía de sí mismo. Es un estado al que la naturaleza no se acostumbra, a pesar que venimos al mundo, solos y nos marchamos de él, también solos. Quizás por eso, decía Mika Waltari que la soledad es un patrimonio de la edad adulta.
Perdido en sus pensamientos se sintió en tierra extranjera. No es una frase poética es la realidad que hoy me ha transmitido un amigo poco acostumbrado a vivir momentos de soledad buscada.