Me llega la noticia de que un terrorista suicida y un grupo de hombres armados han atacado el edificio de Ministerio de Defensa de Yemen en Saná, causando al menos 25 muertos. El ataque se atribuye al brazo local del Al- Qaeda.
Entre los muertos, hay seis médicos, de ellos tres son extranjeros, algunos terroristas, cinco soldados que se encontraban en el momento de la explosión en las puertas del edificio, cinco pacientes de los cuales uno era juez. Los médicos extranjeros eran un venezolano, dos filipinos y tres yemeníes. Entre los heridos, más de cincuenta son soldados, que después de la explosión fueron trasladados de inmediato a los dos hospitales de la ciudad en estado grave. Oficialmente se dice que el Ministerio de Defensa había abatido al grupo de terroristas, pero otras fuentes dicen que se sigue buscando a parte de ellos y a sus cómplices en edificios cercanos. Las imágenes del atentado que ha mostrado la TV son terribles.
Este movimiento de resistencia islámica no es más que una sanguinaria red terrorista internacional que sigue, una y otra vez, matando a inocentes en una guerra contra los “infieles” y por motivos religiosos, que nada tiene de santa. Además lo hacen con la convicción de que supone una recompensa espiritual para quienes participan o mueren en ella. Desde los atentados en Estados Unidos el mundo sigue en un estado de alerta y tensión ante la incertidumbre de cuándo se producirá el siguiente atentado. Odio y desprecio de la vida del ser humano es lo único que parece albergar en los corazones y en las cabezas de estas personas, algo que nada tiene que ver con Ideales.