La última semana nos ha traído buenas y malas noticias. A veces eran buenas y malas a la vez. Se reducía la deuda de las empresas: buena noticia. El motivo no era positivo, era sencillamente porque se estaban reduciendo las inversiones y el personal de las empresas. La consecuencia de todo esto es que sigue cayendo la inversión y no se contratan nuevos empleados, es decir, más paro. Siguen sufriendo las empresas y la deuda familiar sigue ahogando a los ciudadanos y a los hogares. ¿Perspectivas de cambiar? Ninguna. Pues bien Zapatero al parecer quiere volver a subir impuestos. Ajustes, lo han llamado. ¿Para reírse? No, para llorar.
De todo esto y de otras cosas he hablado días atrás con algunos periodistas europeos reunidos en un curso de verano. He visto la situación de España con otros ojos. Todos expresaban de una manera u otra la mala gestión en política económica y la mala imagen que el Gobierno tiene fuera de nuestras fronteras en la actualidad. Hasta Marruecos aprovecha nuestras debilidades, me decía un compañero, preguntándose si el problema en el enclave fronterizo de Beni-Enzar era un «nuevo» Perejil.
Como decía Antonio Machado, “El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas, es ojo porque te ve”. ¿Cómo nos ve el mundo en estos momentos? Muchos coincidían en esa reunión que España está en retroceso y debe reconocer la urgencia de una nueva política interna e internacional.
La política sigue siendo aquí un universo cerrado cuyos únicos protagonistas son los partidos. Aunque queden periódicamente desenmascarados en los medios de comunicación por escándalos de corrupción, en general tienen larga vida ya que van a lo suyo y toda su estrategia se desarrolla para mantenerse en el poder o sobrevivir. Parece que cada partido se afana únicamente en machacar al contrario, incluso los que ya están en el poder. Esa línea en zigzag de muchas de las actuaciones de gobierno no emana casi nunca de las exigencias sociales. La sociedad asiste, no es la protagonista. Sentada en las gradas del circo mediático ve a los señores ministros, diputados, alcaldes y concejales moverse como acróbatas en el trapecio de las instituciones y saltar de un columpio a otro sin miedo a estrellarse porque la red del poder está muy bien montada y no hay peligro de estrellarse.
La situación a estas alturas del verano sigue siendo de crisis pero seguiremos escuchando mes tras mes que el Gobierno «cuenta con un plan para reducir el déficit» y que la recuperación está en marcha. Así hasta que se agote la legislatura. Esperemos el milagro de las elecciones anticipadas y que la pavorosa incompetencia de este Gobierno no perjudique aún más a los ciudadanos y al prestigio de España en el exterior. De lo contrario mal camino llevamos.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com