Hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente y pareciéndome curiosa la relación que existe entre la palabra economía y la palabra ecología he querido reflexionar por unos momentos sobre ambas.
Los griegos llamaban oikos a la casa incluyendo todo su contenido y a su administrador “nemó”. De esta manera se formó “Okomos” que denominaba lo que era la administración de la casa. Estas serian las raíces de lo que después vendría a llamarse economía.
También la palabra ecología proviene de la misma raíz; del griego «οίκος» oikos=»casa», y «λóγος» logos=»conocimiento»).
Hace años la fotografía que mas usaba para representar el desarrollo industrial era una estructura de fábrica con una enorme chimenea echando humo.
Hoy, sin embargo, existen muchos esfuerzos para esto no sea así, para tratar que Economía y Ecología, es decir desarrollo industrial y Medio ambiente no sean términos incompatibles. El hecho que ambas provengan de la misma raíz griega “oikos” que significa casa, me lleva a pensar que ese esfuerzo por que no sean incompatibles, es el esfuerzo en ambos casos, de que la Tierra sea mundo una casa acogedora para el hombre y una casa protectora de la naturaleza.
Recuperar la relación armoniosa y equilibrada entre economía y naturaleza para componer las bases de un desarrollo sostenible es uno de los retos de nuestros días.
El esfuerzo por trabajar y vivir de manera más “verde”, no es solo asunto de las empresas, es de todos. De hecho, la relación entre el ser humano y los recursos naturales necesarios para su subsistencia ha obligado a los Estados y a las instituciones internacionales a la formulación de abundante legislación para las empresas y amplias recomendaciones para los ciudadanos para que sepan preservar el medio ambiente.
Todo esto ha surgido a partir de la toma de conciencia del carácter finito de los recursos naturales, cuestión que ha ido cambiando la mentalidad de la sociedad, ya que antaño se permitía a la encomia hacer cualquier cosa para lograr la transformación de los recursos, sin tener en cuenta el riesgo de extinción de ellos y del ambiente en general.
El reto es por tanto, obtener que las actividades del ser humano, tanto productivas como personales satisfagan las necesidades presentes sin comprometer la de las generaciones del mañana. Hacer que confluyan siempre de manera equilibrada las consideraciones sociales, ambientales y económicas
La economía no es solo una cuestión de dinero, después de esta crisis probablemente tomaremos conciencia que es sobre todo una cuestión ética, de cómo lograr vivir en armonía todos los seres humanos, entre nosotros y con nuestro entorno.
Hoy es buen día para recordar un bellísimo pensamiento de Martin Luther King: “Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol”