La buena noticia desde hace dos mil años es el nacimiento de un niño, que es capaz de poner de acuerdos millones de corazones, conciliar lo inconciliable y reunir lo que está disperso. Todos los años, la humanidad se asoma curiosa a este portal en ruinas que sigue despertando la esperanza en quienes creen que esa noticia merece ser celebrada.
Siempre me ha llamado la atención la manera en la que el evangelio de Lucas describe el hecho, de forma escueta y luminosa: “Esto les servirá de señal: encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
Como en aquel tiempo, los curiosos que nos asomamos a ese pobre portal, le llevamos algo de nosotros mismos como lo hicieron los reyes magos con sus riquezas o los pastores con su inocencia y pobreza. Cada uno lleva en sus manos su propia vida, hecha de culpas, dolores, preocupaciones o momentos felices…. Son tiempos revueltos y los curiosos que nos acercamos a ese portal, inconscientemente, esperamos encontrar una respuesta. Hace unos instantes mientras leía el texto de Lucas en los Evangelios, subrayé una frase, creyendo que era una respuesta a estos tiempos revueltos y preocupantes. Es la frase que el ángel le dirigía a los pastores: El ángel les dijo: «No temáis…”
Feliz y cálida Navidad a todos.