Los europeos sentimos la sensación de haber sido engañados. No existe la Unión Europea, existe un conjunto de naciones localizadas en el continente europeo, con una moneda en común, pero con intereses y objetivos distintos. Es una Europa desunida y sin alma. Asistimos en estos meses a un espectáculo desolador. En un “sálvese quien pueda”. Cada país tira  agua para su propio molino. Los europeos somos espectadores y actores al mismo tiempo de una situación a la que no se sabe como reconvertir. Actores porque fuimos los ciudadanos europeos los que votamos una y otra vez por una Europa Unida, espectadores, porque asistimos atónitos al desaguisado que los políticos siguen combinando. A veces echando la vista atrás sobre los orígenes de nuestra Comunidad Europea se pone de relieve  cuanto se han descolorido las intenciones iniciales. Sin ir más lejos los primeros que hablaron y trabajaron por una Europa Unida fueron tres humanistas cristianos con un gran nivel intelectual: un italiano, un alemán y un francés, De Gasperi, Adenauer y Shuman. Fueron tres grandes políticos con una mentalidad y una visión muy amplia de la política. Muy diversa es la situación de muchos de los políticos que nos han representado en estos últimos años, atados a los poderes de sus partidos,  con prospectivas mininas y pocas dosis de liderazgo. Nadie lidera Europa en la actualidad.   

No hacemos otra cosa que seguir echando la culpa al euro de todos nuestros males y, en realidad, la raíz del problema es la falta de ideas, de valor para afrontar nuevas situaciones y la pobreza de miras de nuestros políticos. Una pobreza de pensamiento que desconcierta. Nuestros políticos siguen la corriente de grupos de presión y otras minorías con intereses, para hacer una política del hoy sin prospectiva y sin futuro. Se protesta y se actúa para salvar el nosotros y los intereses egoístas del presente. El mañana y las generaciones que vendrán parecen no importar. No iremos muy lejos en Europa y con Europa si no se vuelve a introducir en la manera de hacer política el concepto de bien común y de solidaridad. Europa tiene una voz, son sus ciudadanos. Los partidos han secuestrado esa voz. Habría que recuperarla. La política  y la economía no pueden seguir actuando sin contar con la vida real. Queremos una Europa verdaderamente unida. No despreciemos sus raíces.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com