Uno tiene que verse en lo que lee para disfrutar de la lectura. Casi siempre lo hacemos a través de un personaje, de una frase, de un paisaje descrito, de un sentimiento narrado.  Otras veces quisieras verte y no lo consigues. A veces el libro se convierte desde la primera hasta la última página en un profundo examen de conciencia. Un cierto sentimiento de vergüenza nos sobrecoge cada vez que leemos algo de Aleksandr Solzhenitsyn. La excepcionalidad de su experiencia nos estremeció a muchos y nos sigue estremeciendoy haciéndonos reflexionar, aunque muchos fingieron y fingen que aquello era solo literatura. Es el caso de El primer círculo, un libro que narraba su experiencia en diversos centros de trabajo durante el periodo de internamiento cuando fue condenado a ocho años de trabajos forzados y a destierro perpetuo por haber mantenido correspondencia con un amigo. Cartas escrita durante la Segunda Guerra Mundial en las que criticaba al gobierno, cuando ambos estaban en el frente bélico de Prusia Oriental,  fueron el motivo para acusarlo de actividades antisoviéticas y  contraespionaje.  Adoptando la forma novelesca de sus padres en literatura Tolstoj y Dostoyevski escribió mucho y se convirtió con la sola arma de la palabra, en el mas peligroso adversario  de sus enemigos y perseguidores. Solzhenitsyn, con su obra y su influencia,  puso de rodillas al comunismo en Europa. En una ocasión había dicho: “Hace más de 50 años, cuando era todavía un niño, recuerdo haber escuchado a muchas personas mayores ofrecer la siguiente explicación del gran desastre que había caído sobre Rusia: ‘Los hombres han olvidado a Dios; y por eso ha sucedido todo esto’. Desde entonces he dedicado poco menos de 50 años trabajando en la historia de nuestra revolución; en el proceso he leído cientos de libros, he coleccionado cientos de testimonios personales, y he contribuido hasta la fecha con ocho volúmenes propios en el esfuerzo por despejar los escombros dejados por el cataclismo. Pero si me pidieran hoy que de la forma más precisa posible formulara la causa principal de esta ruinosa revolución que devoró más de 60 millones de nuestra gente, no podría expresarlo con más precisión que repetir: ‘Los hombres han olvidado a Dios; y por eso ha ocurrido todo esto’”

Aleksandr Solzhenitsyn fue Premio Nobel de Literatura en 1970.

por @mbellido

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