Vuelvo una y otra vez sobre los mismos libros y siempre me parecen nuevos, siempre descubro algo nuevo. Algunos libros se apoderan de mi interior y lo deja a la intemperie, allí reflexiono y exijo sentido a mis actos. Cuando después del ajetreado día de trabajo me sumerjo en los vericuetos de un texto, desaparecen de mi alma el gentío de las calles, las casas, la ruina de nuestra economía, los fantasmas, los escombros de la política actual y las palabras inútiles que pronuncié y escuché durante el día. Recojo en esa meditación tranquila solamente la cosecha de silencios y miradas que enternecieron mi espíritu y la sabiduría que envolvieron algunos diálogos. Ayer leí un libro austero, baldío de palabras superfluas, sin formas líricas vacías. El libro es un dialogo sobre la ética entre Umberto Eco y Carlos María Martini a modo de diálogo epistolar. Mientras escribo estas notas, sube hasta mi ventana ruido, mucho ruido, desfilan algunos centenares de jóvenes y menos jóvenes con pancartas y banderas representativas de algunos sindicatos y movimientos de izquierda y republicanas, fotos del Che Guevara y escudos comunistas. Van gritando que España se tiene que preparar para una huelga general. No se si reír o llorar. España al borde de la quiebra, donde lo único que tendríamos que hacer es remangarnos y ponernos a trabajar duramente para salir de la crisis y esta gente va gritando que necesitamos una huelga general. ¿Quiénes son estos indignados? ¿Quién los mueve y qué los mueve? ¿Qué razonan? ¿Qué sentido tienen de la vida? España está sufriendo un Descarrilamiento, un tsunami y vivimos una situación dramática con 5 millones de parados. ¿Qué quiere esta gente, más paro? ¿Quieren una máquina multicopista para fabricar billetes de 500 euros sin trabajar? ¿Un Estado protector que reparta subvenciones? Esta izquierda ultra, retrograda, ignorante, poco reflexiva e inconsciente quiere terminar de ponerle la puntilla a este país. ¿Huelga general? No señores, menos manifestaciones, menos teatro y más trabajo. Llevad una propuesta a las elecciones, que sea creíble y si los españoles consideran válida vuestra opción, os votarán. Así no. Eso es saltar fuera de la democracia. La democracia se construye con propuestas, no solo con denuncias. El esfuerzo es la luz que iluminará el tránsito entre las sombras hacia la recuperación económica y hará posible abrir nuevos caminos. Menos ruido y más reflexión.

por @mbellido

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