Más curvas peligrosas.

El endeudamiento de España pone los pelos de punta a cualquiera, la información sobre el estado de salud de las entidades financieras también, y todo eso sumado al paro aún más. Sólo el Gobierno y el sistema financiero podrían frenarlo, pero no lo hacen. ¿Por qué? ¿Qué sabe Zapatero o a qué espera? A veces daría cualquier cosa por saber cuáles son los planes de un gobernante que aparentemente está hundido y cuya vicepresidenta comenta que ni elecciones anticipadas, ni cuestión de confianza, que “el proyecto de Zapatero está hoy más vivo que nunca”. ¿Qué proyecto? Mientras reflexiono sobre estas cuestiones leo las declaraciones de Marc Faber, autor del boletín mensual The Boom, Gloom and Doom Report. Son declaraciones del fin de semana pasado en el foro económico Mises Circle, organizado por el Instituto Ludwig von Mises en Nueva York: “Compre oro y márchese a vivir a una casa en el campo, donde no van a caer bombas”. Faber fue el inversor que anticipó tanto la crisis actual como la de 1987, “Los Gobiernos están al borde de la bancarrota y harán cualquier cosa para sobrevivir: primero imprimirán dinero y cuando esto no funcione recurrirán a la guerra”.
“Los Gobiernos occidentales han crecido como un cáncer y no pueden pagar, pero, antes de reconocerlo oficialmente, imprimirán dinero de forma masiva porque es lo más fácil. Así se aplaza el problema para el que llegue después y al final se crea una crisis todavía mayor. En el 2008 cayeron los mercados financieros; el próximo episodio será la caída de los Gobiernos”.
No quisiéramos ser tan pesimista como Faber y esperamos de todo corazón que se equivoque totalmente. Lo que sí es seguro es que ya son muchos los analistas que tienen la convicción de que lo peor está a la vuelta de la esquina. Aquí, mientras tanto, entre el Mundial de futbol y la anestesia televisiva, nos preguntamos qué pasará con la reforma laboral, el próximo incremento de la fiscalidad o los Presupuestos Generales del Estado para 2011. De elecciones a la vista nada y además, aunque las hubiera, qué importa que gane un partido u otro. Los grupos nacionalistas siempre tendrán la llave de la Moncloa en su poder y los ciudadanos seguiremos quedándonos como “quien se traga un sapo”
Lo que dije en mi anterior comentario. Abróchense los cinturones, que vienen curvas muy peligrosas.