Más que líderes políticos, algunos representantes de ciertos partidos o movimientos, parecen esos vendedores ambulantes que  situados en las esquinas y en las plazas,    pretenden  convencer a los transeúntes, utilizando palabrería ingeniosa sobre la calidad y el precio, para  vender sus mercancías. Estos «charlatanes»,  bien preparados, cabalgan la mayoría de las veces, sobre la falta de información de la gente, los miedos,  la precariedad y el descontento y el fracaso  de la izquierda. Con sus palabras anestesian  la capacidad que tienen las personas de comprender las situaciones,  los problemas  y la realidad. No dudan en mentir o tergiversar la verdad. Todo vale.

En sus actos públicos se les ve sin chaqueta, ni corbata y con la camisa arremangada, dicen defender los derechos, las libertades y la igualdad entre los ciudadanos, dicen que trabajan para cambiar España. Lo que no dicen es que España quieren, que es lo que quieren cambiar y como lo piensan hacer. Esos sí, las recetas de algunos de estos «aprendices de brujos», siempre prometen que todos seremos felices. De algún modo son capaces de ofrecer a determinados auditorios aquello que quieren oír.

¿Cuántos años llevamos escuchando a estos y a otros que se han ido incorporando a la arena política propuestas de regeneración democrática, de cambio del modelo productivo, de lucha contra la corrupción?  ¿Cuántas veces hemos escuchado las palabras derechos, libertades e igualdad como conclusión de cualquier discurso, se hablara de lo que se hablara?

Una especie de virus recorre Europa. Una marea de populismo, que en sus entrañas contiene la peor de las amenazas antidemocráticas. Produce tristeza ver como muchos jóvenes se dejan embaucar por estos movimientos más folclóricos que serios y profundos, que buscan en muchas ocasiones  atajos al margen de la democracia  para alcanzar la máxima parcela de poder.

Sorprende  escuchar a algunos de estos “iluminados”  hablar de “empoderamiento de la ciudadanía”, cuando sabemos que sus paradigmas políticos son gobiernos totalitarios y corruptos.

Ayer nos llegaba la noticia de que quedaban absueltos los 19 acusados de un delito contra las instituciones del Estado por el asedio al Parlament catalán en 2011, al entender que la protesta estaba amparada por el derecho de manifestación.  Tal sentencia deja claro que todo vale con tal de dominar.  Una sentencia que concede legalidad al uso del veneno de la provocación, del miedo, del acoso, de la agitación social y la violencia con la excusa de la regeneración de la vida política y el derecho de manifestación.

Son momentos delicados los que vive España. O los dos grandes partidos contribuyen seriamente a la estabilidad democrática o  estos “vendedores ambulantes de paraísos idílicos” que son más listos que el hambre, terminaran por convertirnos en algo similar a lo que es hoy Venezuela y para  los españoles será la más calamitosa de nuestras desgracias.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com