Cascadas de girasoles entre tulipanes invaden los espacios del Museo Van Gogh de Amsterdam, que después de haber llevado a cabo una profunda restructuración ha reabierto el 1 de mayo. Han sido siete meses de grandes trabajos que han valido la pena.  Es una “nueva” casa para el gran artista que acoge  200 pinturas y otras 550 obras suyas, entre dibujos y acuarelas.

Cada vez que puedo hago una escapada para visitarlo. Cada año lo hacen 1 millón doscientas mil personas, la mayor parte jóvenes. Durante los meses que han durado las obras en el Museo, las cifras de visitas a los cuadros de Van Gogh, expuestas en el Museo Hermitage, non has disminuido mínimamente. Llama siempre la atención que el artista holandés no vendió ni un solo cuadro en vida, sin embargo, tras su muerte en 1890 ha ido creciendo su fama y el interés por su obra de una manera portentosa.

Hoy día es un icono y una leyenda del mundo del  arte, un artista  indiscutible y admirado como pocos.

El Museo Van Gogh está formado por dos edificios conectados por un pasaje subterráneo: el primero de los edificios es de 1973 y fue diseñado por Gerri Rietveld; el segundo, se abrió al público en 1999, se trata de una estructura oval sencilla, creada por el arquitecto  Kisho Kurokawa  que está dedicada a exposiciones temporales.  El mito de Van Gogh se va nutriendo día tras día gracias a las  numerosas exposiciones que se realizan en todo el mundo con un éxito extraordinario de público. En cuanto a la literatura sobre el maestro, nuevas biografías, estudios, investigaciones y catálogos se publican a decenas cada año en todas las lenguas creando nuevos admiradores y devotos del pintor.

No es raro encontrar en las tiendas de cualquier museo del mundo, aunque no estén expuestas ninguna de sus abras,  fotografías, películas, documentales, carteles, postales y libros,  reproduciendo figuras, pinceladas, paisajes  y colores del pintor más amado de los últimos siglos. La vida de Van Gogh y sus experiencias  se han ido reflejando en cada uno de sus dibujos y pinturas y por eso hoy reflejan  el testimonio de su alma.  Que como la de todos los artistas es un alma inmortal.

He vuelto a sacar de mi librería “Cartas a Théo”, el  libro que recoge las cartas que durante la mayor parte de su vida escribe Vincent Van Gogh a su hermano Théo,  cartas que va escribiendo desde que deja su ciudad natal  (Groot-Zundert) hasta su muerte. Este libro es el mejor compañero para visitar la nueva casa de Van Gogh.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com