Las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina. Se eligen 785 diputados al Parlamento Europeo por sufragio directo. 27 Estados europeos y 492 millones de ciudadanos se regirán por las decisiones que tomen estos representantes políticos, una vez elegidos. La forma que tenga Europa en los próximos cinco años depende también de estas elecciones.
Europa tiene muchos desafíos por delante y todos ellos traen consigo grandes interrogantes. En los primeros diez años de existencia, la UEM ha funcionado relativamente bien y sin grandes sorpresas. En esos primeros diez años las preocupaciones estaban centradas en el irregular comportamiento del euro con respecto al dólar y otras deficiencias como los niveles de transparencia y el papel del Banco Central Europeo.
Después ha llegado la crisis y las cosas se han ido complicando más.
Llamando a la puerta de la UE están cuatro países: Croacia, Turquía, Macedonia e Islandia. Imaginamos que antes o después se producirán nuevas ampliaciones, aunque no hay que esconder que en muchos ámbitos se ha abierto un serio debate sobre la capacidad de absorción de la UE. El rechazo francés y holandés al Tratado Constitucional ha añadido más leña al fuego.
Lo cierto es que no podemos mirar hacia otro lado y pensar que lo que se decide en la UE no va con nosotros. Lo que sucede en la UE nos afecta y nos condiciona. Baste pensar lo que supondría el ingreso de un país como Turquía si tenemos en cuenta, por ejemplo, la importancia de su agricultura o la cuantía de su población. Turquía superará los 82 millones de habitantes en 2015 y los 97 millones en 2050, pasando a ser el país más poblado de la UE. Se trata de un incremento demográfico enorme con consecuencias que pueden ser trascendentales a la hora de tomar decisiones en el Consejo de la UE o en el Parlamento.
¿Cuántas veces hemos visto en estos últimos años a los agricultores españoles echarse a la calle para protestar por las disposiciones relativas a la protección agraria europea actual? Lo que decide en la UE nos afecta.
La diversidad de los países europeos que componen el abanico de los 27, más los que se puedan añadir, proporciona ventajas derivadas de su integración comercial pero también conflictos a la hora de tomar decisiones.
A estas alturas todavía son muchos los ciudadanos andaluces con derecho a voto que ignoran que se van a celebrar. La gente está preocupada por la crisis, por el desempleo, la inflación y el poder adquisitivo. Y los políticos plantean estas elecciones como si fueran unas generales.
Las elecciones europeas suponen elegir a quienes influirán en el futuro de nuestras vidas diarias, en la vida de casi 500 millones de ciudadanos. Vale la pena pensarlo y acudir a las urnas.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com