Los medios de comunicación son una de las fuentes de observación más activas de las que disponen los ciudadanos para captar y comprender el clima político, económico y social. Más allá de la esfera de aquello que es inmediata y directamente observable en nuestro entorno, cada uno de nosotros vive sus jornadas en una casi total dependencia de la TV, de la radio y de la prensa escrita y digital, sea para conocer los hechos en sí, sea para construirse una valoración de los acontecimientos y de las tendencias. Los medios son insustituibles en este papel de retratar la actualidad y, al mismo tiempo, establecer las coordenadas del ambiente social en cada momento. Son un recurso único para el ciudadano de a pie, que se sirve de ellos para situarse socialmente, posicionarse políticamente y dar significado a su quehacer y a sus decisiones, en el ámbito de la convivencia civil. Es imposible escuchar un telediario sin emitir un juicio íntimo acerca de lo que pasa y sin comentarlo con quien tenemos sentado a nuestro lado.

Si, además, el punto de vista que se expresa en un medio es el que el ciudadano comparte, la reiteración de este punto de vista servirá para darle más herramientas a la hora de expresarlo y defenderlo en la interacción social. Los medios de comunicación poseen en sí una capacidad asombrosa de acelerar los cambios sociales, puesto que tienen la posibilidad de llenarlos de significado, haciéndolos visibles.

Grandes periodistas, a lo largo de la historia, han hecho de la prensa una forma de explicación imprescindible no solo para conocer, sino incluso para entender con claridad lo que sucede.

En estos momentos de agitado debate político, en una época que carece de autoridades y grandes líderes reconocidos, la prensa de calidad, profesional e independiente asume una función, me atrevería a decir, magisterial. Por tanto, la importancia de las empresas informativas es trascendental y de ahí la necesidad de editores puros que pongan en marcha esa especie de sujeto de la Información que tan alto papel juega en la sociedad actual. Si a la hora de iniciar una actividad industrial o de servicio y crear una empresa cualquiera es fundamental preguntarse qué es, por qué y para qué es, la empresa informativa tiene claro que su único destino es satisfacer la necesidad social de información. Y como diría el profesor Tallón: «mediante la actividad de creación, edición y difusión de ideas, hechos y juicios, utilizando medios humanos, elementos técnicos y materiales, recursos económicos y relaciones comerciales».

Este mes llevamos a nuestra portada el ejemplo de una empresa informativa cien por cien andaluza, fundada en Cádiz en 1867 por Federico Joly Velasco y que hoy sigue un proceso de expansión interesantísimo y coherente con la vocación andaluza del Grupo Joly. Un buen ejemplo a seguir, ya que es una empresa que está contribuyendo también al desarrollo económico de nuestra región. Y es que los buenos empresarios tienen siempre un horizonte por el que trabajar. En este caso se traduce en conseguir un mayor protagonismo mediático de Andalucía en el complejo mapa español

por @mbellido

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