La biodiversidad es nuestra vida

Ha arrancado el Año Internacional de la Diversidad Biológica, proclamado por las Naciones Unidas, un año para transmitir el valor de la biodiversidad a los ciudadanos del mundo y trasladar a todos la importancia de salvaguardarla, promoviendo prácticas sostenibles en la gestión de los recursos. El tema es de vital importancia: se trata de tutelar la vida del Planeta. Según los expertos se arriesga, con la debilitación de la capa de ozono y el cambio climático, no solo la reducción de productividad de los ecosistemas y la pérdida de la diversidad biológica, sino también la dramática extinción de muchas especies. En estudios recientes las cifras de extinción de las especies causadas por la mano del hombre superan al menos en mil a las tasas de extinción por causas naturales.
Un experto señalaba recientemente que son cerca de treinta y cuatro mil las especies vegetales en riesgo de extinción y cinco mil doscientas las animales. La biodiversidad contribuye en manera decisiva a la vida del planeta a través de millones de genes que sirven para componer la estructura viva de la Tierra: animales, plantas y organismos que constituyen los ecosistemas naturales. La conservación de la naturaleza y la tutela del patrimonio biológico se presentan cada vez más como piezas necesarias y fundamentales para el desarrollo de territorios, que en muchos casos no cuentan con otras posibilidades de crecimiento económico, como incentivo e impulso de actividades turísticas sostenibles, como acicate para la recuperación y valorización de técnicas agrícolas tradicionales, como elemento clave para la conservación del patrimonio histórico-artístico del paisaje.
Anteayer se inauguraba en Berlín el Año Internacional de la Diversidad Biológica, (IYB). La ceremonia de inauguración se ha desarrollado en el Museo de Ciencias Naturales con la presencia de Angela Merkel. Tres son los objetivos que se quieren obtener con esta concienciación: la conservación de la diversidad biológica, la utilización duradera de sus elementos y la repartición justa y equitativa de la explotación de los recursos genéticos.
Me quedo con las palabras de Angela Merkel que en su discurso subrayaba la “necesidad de un cambio de mentalidad, ahora y no quizás cuándo”.
Manuel Bellido