El atraso social y económico de muchas regiones españolas es consecuencia de un sistema político inmovilista, que perpetúa los privilegios abusivos de la clase política y de su clientela. Una gran decepción va calando a pasos agigantados entre la ciudadanía. Casi nadie se fía de estos políticos que hablan y hablan y ya no dicen nada. La calamitosa gestión y la ambigüedad esterilizante a la hora resolver los problemas por parte del gobierno llega a extremos desconcertantes. Se abusa de la gente porque se las trata de ignorantes, se las miente, se las desgata y se las desilusiona. La resignación es el pan nuestro de cada día haciendo perder la esperanza de que el país pueda regenerarse con sensatez y con procedimientos democráticos. Cuando muere la esperanza muere el futuro y ante tanto pesimismo entre emprendedores y pequeños y medios empresarios revienta la posibilidad de crear empresas y empleo. El aire que se respira en muchos centros de la Administración Pública española produce la atmosfera sofocante de la paz de los cementerios. Zapatero probablemente se ríe a carcajadas limpias porque siempre podrá echarles las culpas a otros de la crisis económica y de cualquier otra cosa que sacuda a nuestra maltrecha economía. El caso es que España no está fuera de peligro y podría caer en la misma espiral que Grecia y Portugal.
Se abre un periodo de incertidumbre para el PSOE hasta saber quien será el “nuevo heredero”, para el resto de los españoles será una cortina de humo que nos hará olvidar que el paro sigue subiendo. Cuando llegue la hora de aprobar los presupuestos del año que viene, no nos cabe duda que el inquilino de la Moncloa seguirá contando con el hipócrita apoyo del PNV y de CiU para aprobarlos. El significado de todo esto es que tenemos agonía para rato.

por @mbellido

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