Hace algunos años, sólo pocos imaginaban que la transformación digital en la agricultura se podría llevar a cabo en otros términos que no fueran solo relativos a la simplificación burocrática. La realidad es bien distinta, los avances científicos y tecnológicos de la última década están ofreciendo un sinfín de nuevas oportunidades gracias a procesos de desmaterialización de los procedimientos. Han surgido nuevas herramientas para la trazabilidad o seguimiento del proceso de evolución de un producto en cada una de sus etapas, para la implantación de la agricultura de precisión gracias a la aplicación del Internet de las Cosas, en la investigación y el control con drones y con la aplicación del Big Data a fin de mejorar la calidad alimentaria y la ambiental.
Estamos asistiendo a un crecimiento tan rápido que puede hacer que la tecnología se vuelva obsoleta al mismo tiempo que se aplica por primera vez. En esta edición de octubre de Agenda de la Empresa, nos hemos preguntado y hemos preguntado a expertos cuál es el estado actual de digitalización en las zonas rurales y en nuestra agricultura, qué están ofreciendo las empresas tecnológicas y las operadoras y cómo se está apoyando esta transformación digital desde las Administraciones Públicas.
Es curioso que el sector agrario, que incluye también la ganadería y las demás actividades económicas del campo, posee una antigua vocación hacia la esfera digital. De hecho, las labores agrícolas necesarias para plantar, cuidar lo plantado y obtener frutos, se apoya en una cierta habilidad de cálculo aritmético junto a la necesidad de delimitar, elaborar, anotar y registrar que ya desarrollaron las primeras comunidades humanas dedicadas a la domesticación de las especies vegetales y animales.
Hoy, en nuestra agricultura, a través de los resultados, se puede distinguir perfectamente aquellos operadores que están introduciendo nuevas tecnologías en los procesos de los que todavía se resisten a la digitalización. La robótica, los sensores, el Internet de las Cosas son ya elementos indispensables para crecer y ser más competitivos.
Nuestra agricultura tiene por delante una serie de retos que no puede obviar: la adaptación de la agricultura de regadío a los nuevos desafíos del cambio climático, la eficiencia energética e hídrica, la mejora del funcionamiento de la cadena alimentaria, la revisión de las líneas de seguro que permitan cubrir la pérdida de ingresos o las pérdidas provocadas por catástrofes naturales, el control de la sanidad animal y vegetal necesario por las enfermedades existentes en España, la vigilancia frente a contagios que puedan venir de fuera y la implantación de nuevas estrategias de Economía Circular que incluyan medidas específicas para la reducción de generación de residuos, la preparación para la reutilización y el reciclado.
Por otra parte, el futuro de la PAC, cuya reforma se pospondrá probablemente más allá de 2020, también afectará al desarrollo de nuestro campo. Es también por eso que hemos querido en esta edición repasar los últimos avances en soluciones tecnológicas en el ámbito de la producción agroalimentaria, la comercialización y todo lo que se concentra y se desarrolla en los territorios rurales, subrayando que quienes las están aplicando están obteniendo óptimos resultados en la vigilancia inteligente de la cadena de valor y en la toma de decisiones con el consiguiente incremento de la productividad que garantiza ahorros y mayores beneficios, así como mayor lucidez y capacidad para abordar cualquier tipo de planificación. Como dice un amigo mío, en estos años hemos trabajado para crear Ciudades Inteligentes y nos va bastante bien, ahora es el momento de trabajar también por un Smart Agro y por un Smart Rural.
Manuel Bellido
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