Dice el diccionario de la Lengua Española que la palabra Estatuto, del latín statutum, es una Ley especial básica para el régimen autónomo de una región, dictada por el Estado de que forma parte. Esto es lo que dentro de pocos días votaremos en referéndum los andaluces. Diremos sí o no al Estatuto de Autonomía para Andalucía, aprobado por las Cortes Generales en sección plenaria celebrada el 20 de diciembre del año pasado.

Éste, como todos los Estatutos, presenta normas básicas derivadas de principios políticos y filosóficos que poco a poco se han ido afirmando en el pensamiento y en la historia de nuestra región y que los partidos de diversos signos han recogido en una normalización para el quehacer político de nuestra Autonomía.

Hace 25 años que Andalucía dio su primera respuesta para acceder al autogobierno por la vía que la Constitución ofrecía. Un cuarto de siglo después, la reforma del Estatuto vuelve a presentarse ante los andaluces como una posibilidad de avance que, como nos prometen algunos, es una reforma ambiciosa de gran calado, que elevará sensiblemente el nivel de autogobierno, mejorando, entre otras cosas, la financiación.

Este Estatuto viene avalado por un grado de consenso político entre los dos grandes partidos: PSOE y PP. Pero todavía no está avalado por los ciudadanos.

En una encuesta reciente realizada en nuestro portal de noticias económicas y empresariales de Andalucía, www.agendaempresa.com el 74% de los lectores, decían no haberlo leído aún. ¿Qué votarán entonces esos lectores? ¿Los mensajes que se darán a través de cuñas de radio?, ¿Los flash que recibirán a través de una campaña de spot publicitarios en TV?, ¿Los anuncios que se insertarán en la prensa diaria?

Si la historia es la historia de los hombres como supone Carlyle, la historia de Andalucía es la historia de todos los andaluces y andaluzas que en ella han dejado su huella, su trabajo, sus sueños, su contribución al desarrollo y también su acción democrática a través de sus votos en elecciones y referéndum.

Este referéndum es un procedimiento jurídico en el que se somete la adopción o rechazo del Estatuto al voto popular directo, una oportunidad para ejercer esa acción democrática de la que antes hablábamos. ¿No valdría la pena tomarse el tiempo necesario para saber qué estamos aceptando o rechazando?

Un filósofo latino de la Bética, nacido en Córdoba, Lucius Annaeus Séneca, nos dejó condensado en una frase el peso de nuestra responsabilidad ante la historia: la misma que tendremos que afrontar ante este Referéndum que tanto bien o tanto daño puede hacer a nuestra región y, por ello, a España.
Escribe Séneca: “Si rehusamos ser los protagonistas de nuestra historia, podemos tener la certeza de que nadie la hará por nosotros, porque nadie puede hacerla”.

Leamos, leamos y leamos el Estatuto. Por derecho y por deber.

Se sabe que con la lectura se nutre siempre el alma y se enciende vigorosa la luz del entendimiento. Después podremos decidir y acudir a votar tranquilos. No temamos leer, que, como dice el buen amigo Miguel Godos Curay, tenemos que hacer con la lectura lo que las abejas hacen con las flores: les sacan la miel pero no las destruyen.

Leamos el Estatuto y veamos qué sacamos de él.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com