El  pasado 5 de agosto, José Antonio limpiaba una de las zonas traseras del hotel El Convento que da a la famosa peña de Arcos de la Frontera. Lo había hecho infinidad de veces,  cuidando siempre todas las medidas de seguridad necesarias para evitar un accidente, sin embargo, esa mañana de verano la muerte lo había citado y bastó un resbalón para que José Antonio precipitara al vacío y con violencia indebida se enfrentara a la antesala cruel de la otra vida.

Y como la muerte es más duro asumirla que padecerla, los que te vimos marchar nos quedamos desconsolados y descompuestos, sin poder darnos una razón sobre la llegada de tu inesperada  hora en tan cruel designio. Mientras viajaba hacia Arcos aquella tarde para abrazar a tus seres queridos, a tu esposa María y a tus hijas Raquel y Sofía, trataba de contener el aguacero de lágrimas que me nublaba la vista y me repetía, una y otra vez, unas palabras de Gandhi que había leído unos días antes: “Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería una burla cruel”.

Conocía a José Antonio desde hacía muchos años y con el tiempo se había ido consolidado una profunda amistad que nos permitía compartir dificultades, alegrías, experiencias y muchos buenos momentos. Hablábamos cada dos o tres días telefónicamente y a menudo disfrutábamos de algún paseo por la geografía andaluza.

José Antonio Roldán Caro  y su mujer María Moreno han estado desde siempre muy vinculados al desarrollo turístico y empresarial de este precioso pueblo de la provincia de Cádiz que es Arcos de la Frontera. Pusieron en pie, con muchísimo esfuerzo e ilusión,  proyectos hosteleros de muchísimo renombre, como son el hotel El Convento,  el hotel los Olivos y el restaurante el Convento. Estos proyectos motivaron la participación activa de José Antonio en campañas de promoción de Arcos, a nivel regional y nacional. Se empleó con mucho ingenio para hacer que Arcos fuera destino turístico y para que se conociera  en todo el mundo. Escribía artículos y reportajes, enviaba fotografías, participaba en congresos y foros y se esforzaba por introducir mayor grado de profesionalización en  los  servicios turísticos.   José Antonio Roldán hizo mucho por promocionar los encantos de esta tierra por todo el mundo y como bien ha dicho José Luis Núñez,  alcalde de Arcos, “anteponía el bien de su pueblo a sus propios intereses personales”.  Así era José Antonio, un hombre honrado y generoso. Le conocí bien y comprobé una y otra vez, que no solo tenía un gran sentido de la justicia, sino que la amaba y la practicaba. Como decía Menandro de Atenas, el  hombre justo no es aquel que no comete ninguna injusticia, si no el que, pudiendo ser injusto, no quiere serlo. Así era José Antonio Roldán y por eso sus colaboradores lo respetaban y lo estimaban. Teniendo mucho o teniendo poco, José Antonio siempre daba, encontraba el modo de obsequiar,  de ayudar a quien lo necesitaba, de preocuparse por quien lo estaba pasando mal. A mí me regaló y me sigue regalando lo más precioso, su ejemplo y su amistad.  Desde  que lo conocí,  no dejó crecer un solo día la hierba en el camino de nuestra amistad. No es extraño, por tanto, que lo siga sintiendo cercano, hablándome en el silencio. La amistad crea  lazos más estrechos que los de la sangre, es como decía Aristóteles  un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas. Quizás por eso sigo sintiéndote a  mi lado.  Gracias José Antonio.

por @mbellido

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