Entre las voces europeas que se alzan después de los atentados en Paris, hay muchas que proponen restricciones de la libertad de los ciudadanos europeos, relativas al Tratado de Schenge, en cuanto a la libre circulación de las personas. Los políticos de Francia y de Europa discuten en estos momentos la toma de una serie de decisiones contra el terrorismo, que podrían limitar algunos derechos fundamentales. Al respecto me hago varias preguntas. La primera, es si esta limitación sea justificable y la segunda si los dirigentes políticos europeos tienen las ideas claras sobre todo aquello que se puede hacer en materia de seguridad antiterrorista. La cuestión que más me extrémese es si verdaderamente es posible impedir nuevos atentados con solo normativas y con el código penal.
No es fácil tomar decisiones, pero hay que tomarlas. Está claro que la mayoría de los europeos no tendría inconveniente en ver limitada su libertad si esto conllevara más seguridad. Ayer en el aeropuerto, antes de coger un vuelo, al pasar por el control, algo pitó y me cachearon. Efectivamente no había nada, pero no me importó que hicieran su deber para comprobarlo.
Por si alguien no lo sabe, estos actos terroristas están demostrando que los escenarios de la guerra, no son solo Siria o Irak, la guerra ha llegado a Europa. Lo peor es no hacer nada. Gusten o no hay que tomar medidas ya, sin dilación, para luchar contra esta nueva realidad.