El consejo de una amiga y el azar han puesto en mis manos dos libros, muy distintos entre sí, que he leído estos días con entusiasmo y atención. Uno es Historia de las mujeres en España y América Latina publicado por Cátedra y el otro Mujeres del mundo publicado por Imaginediciones que habla de la inmigración femenina en España. Libros como los presentes nos pueden ayudar a entender mejor el papel de la mujer en la sociedad actual. Volver la vista atrás y repasar la Historia nos proporciona elementos para comprender mejor el presente.
También en las páginas de esta revista, mes a mes, constatamos que la participación de la mujer en los más variados ámbitos sociales, económicos y culturales se ha elevado de manera evidente, alcanzando cotas bastante representativas en un avance serio.
Muchos opinan que está cambiando la participación de la mujer en la sociedad y al mismo tiempo está cambiando el modelo de mujer. Hemos pasado del modelo de los años ochenta tipo Margaret Tatcher, ‘Dama de hierro’, a un modelo decisivamente más femenino, en grado de desplegar buen gusto, sensibilidad e intuición en todos los aspectos de la vida profesional y familiar. Mujeres como Hillary Clinton o Angela Merkel, no pareciéndose a ningún andrógeno, nada tienen que envidiar en cuanto a fortaleza a la que fue la primera ministra de Inglaterra. La mujer avanza, pero no siempre la sociedad le sigue el ritmo. Estamos ante el inicio de un proceso que tendrá que garantizar no sólo la igualdad formal, sino también la igualdad real. El camino es cuesta arriba y lleno de obstáculos: las modalidades de tiempo de trabajo favorables a la vida familiar están muy poco desarrolladas y las diferencias salariales prácticamente no han variado. Y por lo que respecta a la tasa de desempleo, la diferencia entre hombres y mujeres se mantiene estable: sigue siendo mayor el número de mujeres en paro que el de los hombres.
Llama la atención constatar como las mujeres de más edad siguen estando más expuestas a la pobreza que los hombres y es que hasta en los sistemas de pensiones los derechos de las mujeres son significativamente inferiores a los de los hombres, debido a su reducida participación en el mercado laboral.
Los políticos tendrán que hacer un esfuerzo y no limitarse a crear gobiernos paritarios para visualizar esta igualdad, sino trabajar concretamente para aliviar a la mujer de ciertas ataduras que les impiden avanzar en el camino profesional. Es necesaria la creación de más servicios de cuidado de niños, de las personas mayores o de las personas con discapacidad, a precios razonables, accesibles y de calidad. Es necesario seguir fomentando el aprendizaje permanente y promoviendo seguidamente la empleabilidad y el acceso a trabajos de futuro, como los del ámbito de las tecnologías de la información. Es necesario seguir luchando eficazmente contra la violencia de género y la trata de mujeres con fines de explotación sexual. Es necesario promover campañas publicitarias destinadas a sensibilizar a la opinión pública sobre la utilidad y las ventajas que para el conjunto de la sociedad supondría una participación equilibrada de las mujeres y de los hombres en los procesos políticos, culturales y económicos.
Esa barrera poco visible, pero no por ello menos potente, que sigue obstaculizando el acceso y promoción profesional de las mujeres denominada ‘glass cieling’ o ‘techo de cristal’, antes o después se romperá y todos saldremos beneficiados. Una buena herramienta para empezar a romperlo es cambiar de mentalidad, y es tarea de todos, también de la propia mujer.