Esta mañana después de haber escuchado el  comentario de un político sobre la necesidad de volver a instaurar la Republica en España y las bondades de la Segunda República Española , yo reflexionaba sobre la singularidad del uso de  la memoria que tienen  algunos seres humanos que llegan incluso a  recordar aquello que nunca vivieron. Creo que normalmente podemos considerar dos  realidades: la objetiva, externa y la otra que es el resultado de nuestra visión y de nuestra opinión del mundo. Esta segunda es capaz de transformar nuestro pasado y nuestro presente. Algunas personas incluso llegan a creerse sus propias mentiras. Hace algunos años viví una experiencia que aún hoy me suscita desconcierto. Fue conversando con un político y demostrándole que había mentido en una declaración que había hecho sobre un argumento económico. Se defendió con el argumento de que había mentido como político, no como hombre. Si lo sé, da miedo escuchar frases como esa. Además muchos de estos políticos que con desparpajo nos mienten son precisamente aquello que nunca condenan las actuaciones dictatoriales de  los regímenes de la América Latina bolivariana. Especialistas en mentir a los pueblos. ¿No es acaso cierto que las grandes dictaduras que han existido y las que siguen existiendo han sobrevivido y sobreviven  en virtud de la mentira ideológica?

Creo que nos quedaremos con las ganas de escuchar alguna vez a Cayo Lara o  a algún representante de la izquierda más radical de este país pronunciar  un discurso elaborado con profundización racional. Son incapaces de ir más allá de ciertos simbolismos, imágenes y algunos eslóganes cargados de ideología.

Después de escuchar a este diputado  esta mañana, tenía la sensación de que la política para algunos se ha convertido en una actividad en la que se mezcla superficialidad, frivolidad, intransigencia y también cinismo empaquetada en una verdadera ficción descarada, para conseguir algún votante iletrado dispuesto a comulgar con ruedas de molinos.  No podemos confundirnos. La política puede ser una maquina de ganar  elecciones para acumular poder,  tiene que volver a ser  una vocación de servicio, una noble y honrada tarea. Si se miente como político se miente como ser humano.  Afortunadamente la sabiduría de los proverbios nos consuela ante tanta frivolidad: “El labio veraz permanecerá para siempre; Mas la lengua mentirosa sólo por un momento”

por @mbellido

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