Es curioso escuchar de refilon algunas conversaciones en bares o lugares publicos. Con el pasar de los años se ha instaurado una cierta fenomenologia de la crisis que  crea cultura. Nuevo vocabulario, nuevos terminos, nuevos argumentos. Frases tipo, como: “otra tienda que ha cerrado”, “a ese bar ya no va tanta gente”, “otro cartel de se vende o se traspasa”. “estamos hartos de recortes” “quieren acabar con todo” “se van a cargar la sanidad y la educación” “van a cerrar los hospitales, las escuelas y las universidades” Argumentario muy de eslogan o de proclamas de mitin. Nos fiamos mas de lo que nos cuentan los pesimistas, tachamos de ingenuos a quien nos anima a trabajar todos juntos para levantar esto e ignoramos que pueda  haber otra visión distinta más positiva y mas razonable. La mayoria ha conseguido cultivar, una diez, veinte cincuenta criticas a ministros y gobernantes, aunque estemos en el fondo de nuestra razón convencidos que no haya otra politica economica alternativa a la que se esta haciendo.  Sin embargo nunca le preguntamos a quien protesta con gritos, caras serias o aire de intelectual o artistoide cabreado que haría para guiar al pais a la recuperación. Muchos tienen la lengua facil para hablar de crecimiento, de incremento en la pensiones, de inversiones en infraestructura, en  sanidad, educación, I+D y televisiones autonómicas, de subida de los salarios de los funcionarios y contratados laborales en las empresas públicas, de nuevas subvenciones a los sindicatos y a los partidos…,   pero si alguien les pregunta de dónde piensan sacar el dinero, probablemente les pone en un aprieto o te dicen con descaro  que hay que subir los impuestos a los ricos y a los bancos o bien miraran con semblante grave y  altanero diciendo que es asunto baladí, que de donde se saque el dinero es nimiedad insignificante y tema baladí. Quizás es muy simplista resumir así el pulso actual del país, pero algo o mucho hay de esto y estos discursos fatalistas aumentan el nivel de incertidumbre no lo rebajan.

Cuanto sería deseable que algunos políticos catastrofistas dejaran de lado esa pedagogía demagógica y sabelotodo y se decidieran a ser claros, con propuestas diáfanas y concretas que ilustren un itinerario creíble para salir de la crisis.  Imagino a algunos políticos, ahora en la oposición,  sentados en el consejo de ministros gobernando el país.  Mejor no pensarlo.

 

 

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com