¿Fascista ignorante sin relevancia literaria?

El otro día escuche a un niño de de 5 o 6 años preguntar a su madre que era la inteligencia. No llegué a escuchar la respuesta, pero sinceramente creo que no habría sabido  responder adecuadamente  si la pregunta hubiera sido dirigida a mí.  No es fácil dar una  definición sencilla y clara de lo que es la inteligencia humana. Quizás se podría decir que es una propiedad  a través de la cual,  percibiendo   el significado de las relaciones que unen entre sí varias cosas, se percibe el significado de todo el conjunto. No es decir mucho ya que habría que explicar que quiere decir percibir y que quiere decir significado. Lo que sí está claro es  que la inteligencia es un hecho de auto consciencia, por tanto, no solo de saber o percibir, sino de saber de saber y de percibir de percibir. Las mentes humanas se desarrollan en contacto con otras mentes humanas ya educadas. Por eso la etapa escolar es tan importante para los seres humanos. Es el momento más adapto para la programación del cerebro;  para adquirir una consciencia formada humanamente.  La semana pasada tuve la ocasión de acudir a un Instituto público en el centro de Sevilla, de bastante renombre por su antigüedad. Mientras esperaba a una persona escuché la conversación de un profesor con un grupo de alumnos sobre el argumento que probablemente  habían tratado en clase unos minutos antes.  Por los disparates que escuché de una y de otra parte entendí que mucho tiene que cambiar el mal llamado “sistema educativo” vigente sino queremos llevar a nuestras jóvenes generaciones al precipicio de la ignorancia y la desinformación. Un sistema, el actual,  que choca frontal y agresivamente contra las libertades personales y que los políticos que lo crearon y mantuvieron en las dos anteriores legislaturas,  tanto dijeron defender. No es de recibo que se tenga que aguantar guste o no, una educación donde profesores y alumnos se llamen  “colegas”, que además esté  politizada y sea sectaria y que venga impuesta desde ventanillas oficiales de funcionarios de partidos. Nadie prohíbe a un partido que gobierna montar granjas de reeducación para volver a los tiempos de Mao o de Lenin, pero hacerlo con los hijos de los demás  es un atentado muy grave contra derechos básicos. A chavales de 14 o 15 años, se les puede y debe  enseñar  literatura, matemáticas, geografía, historia con la mayor objetividad posible, pero no adoctrinar. Ser funcionario o tener un titulo otorgado por una Universidad no es un escudo de privilegio que permita escupir gratuitamente disparates, sapos, culebras  y desvaríos. El “supuesto” profesor, creo de Literatura, estaba sentenciando ante sus alumnos que José María Pemán fue un “fascista ignorante sin relevancia literaria”, además de proferir otros insultos gratuitos contra el escritor.  Probablemente este profesor,“colega progre”,  que gratuitamente escupía sin reservas sobre uno de los mas excepcionales escritores andaluces, lo único que estaba demostrando delante de sus alumnos era su ignorancia,  corta inteligencia y militancia política por encima de todo.   Hablar así de un escritor como José María Pemán, hombre que fue de amplias lecturas y saberes vastos, que empezó por Derecho y se doctoró con Platón y la filosofía política y que escribió varios centenares de libros,  es solo un ejemplo de que algo no funciona en el actual Sistema Educativo. Es una pena que la política impregne casi todo, que haya  mucho de derechos y poco de deberes, que falte la consciencia del esfuerzo, voluntad, criterios objetivos y  exigencia de excelencia.  Es una pena que hoy  tanto se hable de reivindicaciones contra los supuestos recortes y poco se hable de aprendizaje e  inteligencia.