Cuando en la primavera de de 1950 Robert Schuman presentó la propuesta formal de crear una Europa unida y capaz de mantener relaciones pacificas entre sus Estados, probablemente habría nunca imaginado, lo que hoy nos está sucediendo. Llevamos años trabajando por esta UE y pocas veces hemos asistido a una situación de plena armonía y de satisfacción de todos los europeos por los resultados obtenidos.

62 años después, la UE se encuentra casi paralizada y enredada, dudando sobre como acometer posibles nuevas reformas y estrategias para combatir esta crisis que trae de cabeza a todo el viejo continente. Grietas en el  empleo, en el crecimiento, en la competitividad y sobre todo en el euro y de consecuencia en el mercado único.
Quien nos habría dicho hace años, que habríamos vivido días como este fin de semana, donde algunos pronosticaban que arriesgábamos dar pasos atrás. Era impensable imaginar cuando nació el euro que en pocos años hablaríamos de tener que hacer una Europa a dos velocidades. De una Europa que apostaba fuertemente por los jóvenes, por su capacidad innovadora,  creativa y emprendedora, hoy, sin embargo, olvida ese discurso ya que vive atenazada por el más alto paro juvenil que jamás haya conocido.

Europa con los problemas de Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia, Holanda…, ha pasado de ser un sueño a una verdadera pesadilla. Hemos pasado de un discursos de crecimiento y desarrollo a otro donde el argumento es el de obligarnos a realizar una dura dieta de adelgazamiento y austeridad.

Podremos estar o no de acuerdo con Angela Merkel y la política económica de Alemania; el hecho  es que aunque se decida no hacerle caso y abandonar la senda de la austeridad, difícil lo tienen a estas alturas muchos países europeos para poner orden en su déficit, en sus finanzas y en sus cuentas públicas.

Hemos ido asumiendo en estos años, sobre todos los jóvenes,  que éramos ciudadanos europeos, más que griegos, franceses, alemanes o italianos. Hoy, sin embargo, constatamos que los políticos encargados de mantener cohesionada  esa unidad, han dividido aún más nuestro continente. Lo han hecho, renunciando a nuestras raíces y a nuestra identidad, haciendo políticas miopes no proyectadas al futuro, perdiendo la confianza en la propia capacidad de la Unión,  no adaptándose a los nuevos requerimientos de la economía globalizada y de la revolución tecnológica y no llevando a cabo urgentemente una unión fiscal, financiera y política.  He encontrado hoy una frase de Robert Shuman, que me parece de notable actualidad: “Europa está buscando; sabe que tiene en sus manos su propio futuro. Jamás ha estado tan cerca de su objetivo. Quiera Dios que no deje pasar la hora de su destino, la última oportunidad de su salvación.» No perdamos la esperanza.

por @mbellido

La web del periodista Manuel Bellido Bello con opiniones, artículos y entrevistas publicados desde 1996. Manuel Bellido https://en.gravatar.com/verify/add-identity/09e264a7e3/manuelbellido% 40manuelbellido.com