No hay duda, aunque la economía europea sigue en recesión y seguirá durante buena parte de 2013, una chispa de luz se comienza a ver al final del túnel. Alguno objetará que la disminución generalizada de la actividad económica es clara en casi todos los países del Eurogrupo y que la crisis en Chipre ha dado muestra una vez más de la debilidad crónica del euro, sin embargo la situación ha cambiado desde hace un año en muchos aspectos.  En los países del sur los ajustes, sea desde el punto de vista de la consolidación fiscal sea en términos de reformas estructurales, han hecho que la competitividad haya mejorado algo y que los déficit comerciales se hayan reducido. Algunos siguen con el debate de austeridad si o austeridad no, porque muchos analistas piensan que, en lugar de acomodar el camino para la recuperación, esta rigurosa austeridad está infligiendo un perjuicio permanente en la estructura económica más esencial del sur del continente. Sin embargo  tras dos años de gran austeridad, el ritmo de ajuste se ha ido ralentizando y aunque el crecimiento fuera muy débil muchos expertos creen que no sería motivo para exigir más a los ciudadanos. Otro dato significativo es que en líneas generales la financiación bancaria y el capital están mejorando y esto acerca la eurozona cada vez más a  la generación de crédito. Son decisivas la manera, la velocidad y la calidad en las intervenciones y en las reformas, pero también es esencial acertar donde operar con el bisturí de los recortes. Probablemente ha llegado ya el momento de meter mano a las Administraciones públicas.

No ha sido fácil la travesía desde el 2008 a nuestros días. Bajo la presión de los mercados los espacios de maniobra en los países con dificultades como España se reducen mucho y si a esta presión se le añade la legítima de la  oposición y de otros grupos de interés político, la situación se complica y también las posibilidades de maniobra. Con esta calle que se ha incendiado  cada dos por tres, con la demagogia de quien ha protestado sin aportar alternativas y con las payasadas de algunos grupúsculos anti sistemas, dispuestos siempre a meter bastones entre las ruedas democráticas, ha sido  difícil mostrar al exterior que el país tenía una estrategia eficaz,  creíble y proyectada en el medio plazo. Todos quisiéramos que los tiempos de la política condujeran los tiempos de los mercados. Desgraciadamente hoy no es así. Todos quisiéramos que en momentos de crisis todas las fuerzas políticas arrimaran el hombro para trabajar por el bien común. Desgraciadamente no es así. Todos quisiéramos que la Unión Europea fuese solidaria y que norte y sur se afanasen en conseguir el mismo objetivo con una cierta fraternidad. Desgraciadamente no es así. Todos esperamos que lo antes posible la Unión Europea se encamine por los derroteros que imaginaron sus padres fundadores y que muy pronto podamos comenzar a hablar de los Estados Unidos de Europa.

por @mbellido

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