Hoy  hablando con un colega de profesión volvíamos la mirada a los acontecimientos de terror que Francia ha vivido con los ataques terroristas en Paris. De consecuencia hemos terminado hablando de Charlie Hebdo y de la libertad de expresión. La conversación ha sido muy razonada con conclusiones muy clarificadoras. Mientras caminaba volviendo a la redacción tenía claro que una cosa es defender el principio de libertad de expresión y otra cosa es identificarse con todos los contenidos y las modalidades que en el espacio de ese principio se mueven.

Alguien me había explicado días atrás que la libertad de expresión es una especie de habitación en el centro de una casa, donde confluyen muchos corredores, tantos cuantas son nuestras convicciones. Defender ese espacio significa estar prevenidos y evitar el riesgo que alguien en el otro extremo de uno de los corredores cierre la puerta en la cara arbitrariamente a otro. De lo que se trata es de salvaguardar el derecho que cada uno tiene de expresar dentro de ese espacio común sus convicciones sin temer la persecución o la ofensa por las propias ideas sean cuales sean.

Sin olvidar que la libre comunicación de los pensamientos y las opiniones es uno de los derechos más preciados por el hombre, habría que tener siempre presente el respeto a los otros y a la vida que tendría que ser fundamento de cualquier otro derecho, incluidos los de la libertad.

por @mbellido

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